sábado, 27 de julio de 2013

ARTÍCULOS / NOTICIAS

ARTÍCULOS / NOTICIAS 

Hasta 12 horas para asistir emergencias médicas
Lilianne Ruiz

LA HABANA, Cuba, julio de 2013, www.cubanet.org.- Cuando la enfermedad asalta a una familia cubana son muchos los que dependen del favor de algún vecino con carro que te lleve al hospital. Por otra parte, los paramédicos y enfermeros del Sistema Integral de Urgencias Médicas (SIUM)  dependen del “agradecimiento” de sus pacientes para “resolver” un mejor almuerzo o unos pesos por encima del salario.  
Juan López (ha pedido aparecer con seudónimo), para llevar a su padre al hospital,  llamó al SIUM y estuvo tres horas y media esperando que llegara la ambulancia. La respuesta telefónica que dio el Centro Coordinador fue: Su caso es el primero de la lista pero no podemos resolverle.  
“Al cabo de ese tiempo ya yo no daba más. Bajé a buscar a algún vecino con carro, alguna vía para poder sacarlo de ahí”, explica López. “El tiempo pasaba y la enfermedad iba evolucionando”. 
Desde que se activa una emergencia médica, lo estipulado es un tiempo de rescate de 10 minutos. Un joven trabajador de SIUM ha pedido omitir su nombre para ofrecer su testimonio. Le llamaremos X. 
Es licenciado en enfermería y cuenta que existe un sistema por clave, en comunicación con el Centro Coordinador Provincial de las calles 44 y 17, municipio Playa. La clave 1 significa estar en camino a la demanda. La clave 2 indica la llegada y eso es lo que debería estar entre los 10 minutos. De la  2 a la 3 se está trabajando con el paciente. La clave 4 es el camino al hospital. La  5 significa que ya se entregó el caso y se está listo para tomar otro.
“En realidad, nos pasamos hasta 12 horas en recoger a un paciente, pero es que son siete bases en toda La Habana y en ocasiones hay siete u ocho carros (ambulancias) nada más; otras veces 11 ó 12, para toda la provincia. Por ejemplo, la base de Plaza abarca también la demanda de los municipios Cerro, Centro Habana y Habana Vieja. Hay días, como hoy, que solo se trabaja con una sola ambulancia”.  
La demora experimentada por la población es el resultado de una larga lista de la que se priorizan los casos más graves. Pero desde la posición del enfermero X el trabajo es continuo.
“Muchas veces, uno sale a las ocho de la mañana y son las tres de la tarde y no hemos almorzado. La gente ofrece un refresco, alguna merienda, incluso dinero. Otros no tienen nada que ofrecer. Algunos están molestos por la demora y protestan. Ocurre que se notifica un caso con fractura de cadera, pero a los 10 minutos  aparece un caso con pérdida de conciencia y la fractura tiene esperar. Si luego aparece una cardiopatía, la fractura de cadera se va quedando rezagada”. 
Son pocos los cubanos que poseen un auto; ni siquiera se puede decir que al menos un miembro de cada familia posee uno. El salario de un trabajador es tan escuálido que no alcanza para tomar un taxi hasta el hospital cuando se trata de urgencia médica. 
Hay tres categorías de ambulancias, la intensiva, la intermedia y la básica. Pero X nos comenta que “es posible que una ambulancia de cuidados básicos llegue hasta un paciente grave y solo pueda verificar y llamar nuevamente al Centro Coordinador. Luego mandan una segunda ambulancia que tiene equipo de electro y un desfibrilador, pero no está equipada con ventilador artificial y al paciente hay que entubarlo”. 
Mi cara de desconcierto le lleva a redondear:  “Eso pasa”.  
El enfermero X trabaja en una ambulancia de terapia intensiva, supuestamente diseñada para asistir los casos más graves de la ciudad. Pero por el déficit de carros, ha tenido que encargarse, incluso, de trasladar enfermos entre hospitales. “He llegado a trabajar con 14 ó 15 casos en un día, no solo de apoyo vital, sino también de lo que aparezca”. 
Muchos edificios de La Habana, especialmente en la zona del centro, son de varias plantas, con escaleras muy estrechas. Después de un esfuerzo agotador, no hay tiempo de descansar, ni hay un café antes del siguiente llamado.  Los del SIUM trabajan 24 horas. Se quejan de las condiciones de trabajo y del menú del almuerzo:  “Muchas veces te puedes encontrar con una bandeja de harina con huevo hervido o revoltillo instantáneo, o sopa con arroz. Los Días del Enfermero aparece un pedacito de gordo de cerdo”. 
Un licenciado en enfermería, del SIUM, trabajando 24 horas y descansando 48, gana entre 740 y 750 pesos mensuales en moneda nacional, equivalente a 30 dólares.  “Son como 12 ó 13 guardias al mes. Hay que poner los pies en la tierra, uno tiene que comer y yo tengo una hija. Eso no alcanza para nada”.
Como muchos de sus colegas, X aspira a salir de misión médica (fuera del país) para mejorar su situación económica, pero para eso deberá primero dejar las ambulancias y trabajar como enfermero en cualquier hospital.
“El SIUM es mi vida, pero llega un curso de superación y no te pueden liberar por falta de personal. Se estanca uno y desgraciadamente el personal de Salud Pública si no se vuelve internacionalista no es nadie”. 
El sistema también cumple una finalidad política
En la Base Nacional del SIUM, con sede en la calle Árbol Seco, del municipio Centro Habana, las cosas pintan diferente. Desde afuera se ve un parqueo con varias ambulancias más modernas. El primer impulso de la reportera es preguntar al personal médico que conversa en la puerta cuántos carros posee el Servicio Nacional y qué tipo de casos atiende. La respuesta de un médico es tajante: “Tienes que venir con un papel de la institución a la que perteneces, a la dirección de este centro, para recibir respuesta a esas preguntas”. 
Le hago saber que la población se queja de la demora y la calidad del servicio. ‘’La población está muy mal educada. Esto no es un servicio de taxis”, responde.  
Insisto, invocando el interés ciudadano en el asunto.  La respuesta del médico es una mentira lanzada  a la cara con cinismo: “No hay conflicto entre los intereses ciudadanos y los intereses del Estado”. 
El SIUM nacional es el encargado de realizar los traslados institucionales entre provincias, pero fundamentalmente cubren eventos internacionales u otros encargos, como el 1 de Mayo o las Tribunas Antimperialistas. Se destinan al aeropuerto, al Palacio de las Convenciones. Al Parlamento y a toda actividad que tenga que ver directamente con el gobierno. Fueron los empleados de Cruz Roja cubana los que,  en la visita a Cuba del anterior Papa, Benedicto XVI, tenían a mano las camillas destinadas a la población que pudiera “enfermar repentinamente”, como se pudo observar mundialmente, en la agresión de un camillero a un opositor pacífico. 
Los trabajadores del SIUM provincial ven a los nacionales como “gente con poco contenido de trabajo y muy buena atención”. Pero también “filtrada ideológicamente”. Un paramédico del servicio provincial que también ha pedido anonimato explica que “hasta el chofer de la delegación nacional ha pasado cursos de capacitación política. Hay oficiales internos que son de la Seguridad del Estado”. 
Las ambulancias del SIUM nacional sí están equipadas con todo lo necesario para enfrentar cualquier emergencia. Él mismo pidió ser parte de ese servicio porque “esa gente come bien” y no tiene los problemas del SIUM provincial. “Cuando el pueblo ve esas ambulancias  cree estar viendo al SIUM, pero no es así. En esos carros todos los equipos funcionan”.



Jóvenes artistas buscan otra manera de ser revolucionarios
Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Unos días antes de que Raúl Castro pronunciara su derrotista discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, s jóvenes escritores y artistas que integran la oficialista Asociación Hermanos Saíz (AHS) se reunieron en el habanero Pabellón Cuba,  para debatir acerca de lo que significa “ser revolucionario en la Cuba de hoy”. 
Resultó significativo que, aun sin conocerse la arenga del general-presidente sobre la pérdida de valores en la sociedad cubana, los miembros de la AHS casi lograran un consenso en el sentido de identificar el comportamiento revolucionario con la observancia de un determinado código moral de conducta. Para estos jóvenes creadores, “ser revolucionario” ya no se circunscribe únicamente a la defensa incondicional del castrismo, sino que, ante todo, tiene que ver con una condición humana; una condición que privilegia actitudes como la decencia, la honestidad y el recto actuar. 
Claro, lo más gratificante hubiese sido escuchar un lenguaje despojado de sutilezas, que declarara explícitamente la desvinculación entre ser revolucionario y la ética del buen vivir. Sin embargo, era pedirle mucho a la membresía de una organización adscripta a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y cuyos afiliados deben mostrar con frecuencia fidelidad al gobierno -real o fingida- con tal de ver materializados sus proyectos artísticos, o recibir alguna que otra prebenda. Esta especie de reacomodo - y no abandono- del concepto “ser revolucionario” debe de haber tranquilizado esa tarde a los presentes  en el Pabellón Cuba que se mueven en una órbita cercana a la maquinaria del poder, y que asistieron con la expectativa de apreciar cómo piensa la más joven generación de escritores y artistas. Y entre estos evaluadores figuraron dirigentes de la Federación Estudiantil Universitaria, la propia UJC, blogueros oficialistas, personeros de la cúpula de la Unión Nacional de
Escritores y Artistas de Cuba, y hasta displicentes muchachones de la Seguridad del
Estado.
Tampoco podemos desconocer que el término “revolucionario” ha sido muy recurrente en nuestra historia. Todo aquel que emprendía una acción política o social, y que buscaba granjearse las simpatías de la ciudadanía, no dudaba en reclamar para sí dicho calificativo. Así sucedió en la Colonia y en la República, hasta llegar a su máxima expresión con el advenimiento de Fidel Castro al poder en 1959. En ese contexto es comprensible que a unos jóvenes formados a la sombra del monopolio educativo de un Estado “revolucionario”, no les resulte fácil desprenderse del embrujo de esa condición. 
Los que contamos con más edad, y almacenamos otras vivencias, estamos en mejores condiciones para pensar de otra manera. Podríamos afirmar, por ejemplo, que el endiosamiento de la revolución castrista fue el principal detonante de la pérdida de valores que hoy padece nuestra sociedad. Porque no es exacto el menor de los Castro cuando expresa que el deterioro de los valores parte de los tiempos del período especial. Sin obviar que durante ese lapso las malas conductas se multiplicaron, podemos atestiguar que fueron los años 60, cuando ser revolucionario--- es decir, simpatizante del castrismo--- alcanzó más importancia que exhibir una moral intachable, el momento que marcó el inicio del desplome de nuestra escala de valores.
De todas formas, el hecho de que los jóvenes creadores conciban vías no ideologizadas para encauzar nuestro futuro, incluso antes de que la cantaleta viniese “de arriba”, es una señal inequívoca de que algo está cambiando en la subjetividad de los cubanos. 




La oposición se hace en Cuba
Jorge Olivera Castillo

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Uno de los frenos más visibles de la oposición cubana radica en el notable número de líderes y militantes que toman la ruta del exilio. En más de 20 años, he visto partir a centenares de valiosos luchadores prodemocráticos, los cuales dejan un vacío muy difícil de llenar. 
Es lamentable que se siga esgrimiendo la extravagante idea de que tras una temporada en estas lides, se adquiera el derecho de expatriarse. 
Los defensores de esa tesis alegan que se trata de una carrera de relevo. No reparan en los años de experiencia perdidos y en lo complicado que resulta el surgimiento de personas comprometidas, valerosas y con capacidad para el liderazgo. Muchas agrupaciones han desaparecido por causa de esa práctica, que no deja de repetirse, al margen de las razones que la provocan.
Sin caer en vanas generalizaciones, es triste comprobar que entre los fines más deseados de una notable cantidad de opositores, se encuentra la oportunidad de marcharse al exterior cuanto antes. No es mi intención reprochar aptitudes libremente escogidas. Solo quisiera subrayar que estas opciones malogran la efectividad de nuestras estrategias.
Habría que delimitar entre los exilios movidos por la saturación de las adversidades y los que tienen como fundamento una serie de justificaciones de dudosa sustentabilidad argumental. Hay opositores a los que no les ha quedado otra alternativa que salir con urgencia del manicomio totalitario. Sin embargo, otros se encuentran a buen recaudo gracias a una no siempre justificable relación de sus motivaciones.
El hecho de que hoy los movimientos opositores de corte político o civilista se hayan extendido por toda la Isla, no es suficiente para ubicarlos más allá de lo testimonial. En términos cuantitativos, todavía están lejos de contar con membresías de cuatro dígitos, lo que refrenda las escasas posibilidades de convertirse en un referente.
La combinación de las medidas coercitivas del régimen con el imparable flujo de exiliados, explica, en parte, los retrasos en todos los proyectos que reivindican un Estado de Derecho en Cuba. Tres pasos adelante y uno o dos hacia atrás, es una forma de ilustrar la lentitud con que progresan las iniciativas liberalizadoras en el más amplio sentido del término. 
Y es casi imposible esperar una modificación de los escenarios. Con toda responsabilidad, se puede asegurar que una parte significativa de los cubanos, opositores o no, continuarán priorizando la fuga. 
El miedo es una reacción natural en los seres humanos. Además, el carácter y la voluntad para enfrentar por largo tiempo a una dictadura, no han sido nunca actitudes de mayorías. Por tanto, lo aquí planteado no puede entenderse como una anomalía. 
Simplemente hay que aceptarlo como respuestas naturales ante una dictadura que pasará a la historia como una de las más prolongadas, impunes y crueles de las que han asolado a la humanidad, desde la segunda mitad del siglo XX.
oliverajorge75@yahoo.com 



Niño, El Ponchero, opositor desde que nació 
Rafael Ferro Salas

PINAR DEL RIO, Cuba, julio, www.cubanet.org -Carlos Manuel Ledesma Rojas trabaja como ponchero en el Servicentro de La Grifa, municipio Sandino, en Pinar del Río, un sitio en medio de la nada, olvidado de la mano de Dios:
"Tengo 43 años, estoy en este empleo porque no me dan otro, ya que soy opositor al régimen casi desde que nací, y no exagero. Mis padres me enseñaron desde niño que yo tenía derechos intocables como ciudadano. ", cuenta Carlos Manuel, sin apartarse de un neumático.
Usted pregunta en el poblado de La Grifa por Carlos Manuel Ledesma, y nadie sabe la respuesta. Pero si dice que está buscando a Niño, El Ponchero, llega fácil a este hombre corpulento, que, a pesar de su físico, tiene bien puesto el apodo, y uno se va dando cuenta de eso cuando conversa con él:
“Aquí todos me quieren, menos las autoridades. Los policías me dicen que soy contrarrevolucionario, pero es una tontería de ellos. La Revolución es la que está en mi contra”. Ante esta información de Niño, sus clientes ríen a carcajadas.
Ahora toma un extractor y lo introduce en la llanta del neumático. Las gotas de sudor caen desde su frente y se mezclan en el piso sucio. Hace calor, algunas personas que esperan turno salen del pequeño local para refrescarse con un poco de brisa. Sin dejar de trabajar, Niño afirma: “El viejo mío me decía que los hombres nacen para vivir libres”. 
Luego, camina hacia un estanque con agua, donde sumerge el neumático buscando un posible escape de aire que desapruebe su labor. Y dice: “Perfecto, periodista. Esta puede seguir rodando”. Acto seguido, se vuelve hacia el resto de sus clientes, y aclara: “No se asusten, señores, él es periodista independiente, si no lo fuera, no podía ser amigo mío”. 
Miro a los presentes, buscando señales. La expresión "periodista independiente" resulta inapropiada y explosiva para muchos oídos en esta Isla. Algunas caras que antes sonreían, ahora se alargan. Niño, El Ponchero me mira y se ríe, cómplice, con malicia.


NOTICIAS

¿Quiénes provocaron el motín en la prisión de mujeres de Guatao?

LA HABANA, Cuba, 25 de julio de 2013, Dania Virgen García/ www.cubanet.org.- Una fuente  confiable que pidió anonimato por razones de seguridad –se  aclara que esta fuente  no es la presa política Sonia Garro, recluida ilegalmente en dicha prisión-, aseguró que quienes provocaron  el motín en la prisión de mujeres  del Guatao, al oeste de La Habana, el pasado 26 de mayo, fueron funcionarias y funcionarios de orden interior. Éstos habían sido trasladados para otras prisiones sin ser procesados por los delitos de instigación a delinquir, entre otros que son sancionados por las leyes militares.
La fuente responsabiliza de dicho motín al primer sub oficial de orden interior, Yunieski Figueredo García; Yasnay Vélez Hariarte, jefa de Reeducación, trasladada para la prisión  1580,  en San Miguel del Padrón, municipio donde le otorgaron un apartamento, cerca de esta prisión; Ismari Torres Pexidor, reeducadora del destacamento 3; y la jefa de orden interior, Rosaidi Osorio Palmero, alias “La Dama de Hierro”, que fue trasladada para la prisión de Valle Grande.
Todos los mencionados mantenían fuerte corrupción con las llamadas Cuellos Blancos.
La sub directora de la prisión, la oficial Betty, fue trasladada para la Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones, situada en 15 y K, El Vedado.
Las seis presas que iniciaron el motín, la mayoría muy jóvenes, todavía están en la prisión de mujeres Manto Negro.
Según la fuente, “a la prisión del Guatao envían el peor personal dirigente del MININT”.
La nueva jefa de la prisión, la Mayor Sara, antes era la segunda. Llegó sancionada de otra prisión. Hasta que no cumpla la sanción, por ella está ejerciendo el Teniente Coronel Díaz.
Yunieski Figueredo, alias El Negro,  esposo de la jefa de orden interior, Rosaidi Osorio, todavía continua en la prisión como si nada hubiera sucedido. Este sub oficial es quien  recibe a las nuevas reclusas. Acostumbra a acosar a las presas para forzarlas a  tener sexo con él.
La fuente aludió que a las presas Cuellos Blancos, que llevaban la economía y finanzas en la prisión, les prohibieron ejercer el cargo y fueron sustituidas por oficiales que no tienen experiencia en la materia.
Un grupo de presas que trabajaban en la escuela militar “Luis Ramírez Perdigón” se ocupaba de las ubicaciones de presas en  las penitenciarías así como de otros datos militares.
Ahora,  las Cuellos Blancos son ubicadas como auxiliares de limpieza en diferentes hospitales habaneros, como el Clínico Quirúrgico, el Pediátrico “Juan Manuel Márquez”, Calixto García, y el  Oncológico.
Una cárcel racista
La prisión del Guatao alberga a más de 100 reclusas, por delitos económicos, malversación, corrupción y robo en paquetes aduanales, entre otros.  Todas las semanas entran mujeres con estos delitos.
“El Teniente Coronel Díaz es racista”, aseguró la fuente. Refiere que las carceleras que dirigían el pelotón de conduce, que en su mayoría son negras, fueron sustituidas por  carceleras de la raza blanca, lo que ha provocado  inconvenientes entre las funcionarias.
Aseguró que las reclusas recién paridas y embarazadas, que están en las galeras de la prisión de Manto Negro, viven en condiciones extremadamente deplorables. Las galeras son muy húmedas, debido a las filtraciones en  techos y paredes.
Señaló que en la prisión del Guatao hay dos carceleras que pertenecen al cuerpo represivo de respuesta rápida que reprimen a las Damas de Blanco,  nombradas Yarelis Hernández Herrera y María Pedroso Herrera, ambas suboficiales.
La antigua directora de la prisión de mujeres Manto Negro, la Teniente Coronel Mercedes Luna,  fue promovida hace un par de años a la Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones (15 y K). Ahora está cumpliendo misión internacionalista en la República de Angola.
dania.zuzy@gmail.com



Pastores en 26: gente de paz festejando el asalto a un cuartel

LA HABANA, Cuba,  julio de 2013,  www.cubanet.org.- . Pastores por la Paz, la organización de religiosos de los Estados Unidos que se ocupa de recolectar artículos disímiles para donar al gobierno de Cuba, está de nuevo de visita en la isla.
Es la décimo quinta ocasión en que esos pastores vienen y ya están en Santiago de Cuba para participar en los actos públicos para conmemorar el aniversario sesenta de los ataques a los cuarteles Carlos Manuel de Céspedes,  Moncada, y la toma del hospital civil provincial Saturnino Lora.
Como es bien conocido, esos episodios bélicos fueron los que dieron inicio a todo el recorrido violento que comenzaron Fidel Castro y sus seguidores el 26 de julio de 1953.
No es necesario ningún argumento para demostrar que no es nada pacífico atacar con fuerza letal y de manera sorpresiva dos centros militares y tomar un hospital, algo insólito dentro de cualquier acción bélica, para desde allí disparar contra la fuerza contraria que ni siquiera sabía que había sido declarada enemiga.
Entonces, la pregunta es muy razonable: ¿Qué hace gente que pregona la paz festejando una sangrienta acción de guerra?
Desde que Castro y sus seguidores tomaron el poder, hace más de 54 años, la simbólica paloma blanca se convirtió en rara avis. 
Por lo tanto, si los llamados Pastores por la Paz son aliados incondicionales de ese régimen, la respuesta es obvia: de amantes de la paz solo tienen el nombre.
Uno de los paradigmas de esta gente es el Ché Guevara. Algunos de los ómnibus de segunda mano que ese grupo ha donado al gobierno de Cuba, transitan por ciudades de la isla con la imagen del “guerrillero heroico” .
Y Guevara, lo sabemos todos, nunca estuvo a favor de la paz. La mayor parte de su vida fue un grito de guerra, a la par que dejó bien explicita su filosofía para echar a andar a los pueblos: Odiar.
En los primeros tiempos de su arribo al poder, Castro negó una y otra vez, de manera enfática, ser comunista. Luego justificó esa actitud diciendo que era la manera de proteger el triunfo porque el pueblo tenía una mala opinión del comunismo.
Después de un cuarto de siglo de estar apoyando de manera pública al régimen de los militares comunistas de Cuba, lo que salta a la vista es que estos pastores no son cristianos ni aman la paz. Cuando menos, es la lectura de sus actividades.
josefornaris@gmail.com



Más represión por las celebraciones del 26 de julio

CUBANET, 24 de julio de 2013. En aparatoso operativo, fueron detenidos, el 25 de julio, alrededor de la 1.00 de la tarde, Andrés Pérez Suárez, vicepresidente de la Comisión de Atención a los presos políticos y sus familiares y su esposa, la Dama de Blanco, Regla Ríos Casado.
A eso del mediodía, Andrés había ido a pelarse a la barbería del barrio María Luisa, en San Miguel del Padrón, cuando oficiales de la seguridad  --al frente el cual iba el agente Camilo-- y miembros de la policía,  irrumpieron en el establecimiento y se lo llevaron detenido.
Media hora más tarde, dos patrullas de la Seguridad del Estado, rodearon la vivienda de Andrés, sita en Callejón Bardosa No. 23, entre Final y Calzada de Güines, y detuvieron a su esposa, la Dama de blanco, Regla Ríos Casado.
Los familiares presentes en la vivienda, tratando de averiguar adonde se habían llevado a Andrés y Regla, llamaron al número 106 de la Central Telefónica que informa donde está un detenido. Ahí reportaron que Andrés fue trasladado a la comisaría de La Lisa, en Marianao, pero que de su esposa, Regla, no tenían información.
En conversación con Cubanet, el activista Alberto Gil Triay Caseres, nos dijo, que lo de Regla se considera un secuestro, y que estos métodos fascistas son los que emplea el régimen, para evitar que miembros de la oposición realicen protestas durante las celebraciones del 26 de julio.
A las 5.00 de la tarde, la casa de Andrés y Regla aún se encuentra sitiada por miembros de la seguridad de estado. Frente a la casa, desde un ómnibus, con las ventanillas cubiertas, les gritan que van a detener a todos los que se encuentran en la vivienda



Puerto Padre: Estado de sitio en víspera de la fiesta nacional  

PUERTO PADRE, Cuba, 24 de julio de 2013, www.cubanet.org.- Una cacería sui generis sobre comerciantes se está desarrollando aquí. Corría el rumor de la encerrona desde la pasada semana. Y este lunes se puso en marcha. Lo lindo de esta cacería es que, por carambola, los cazadores también están siendo cazados.
Primero fueron contra lo que ahora llaman ilegalidades. Pero lo cierto es que la sangre no corrió al río. Puestos sobre aviso, lecheros, carniceros, cafeteros y toda suerte de mercaderes al margen de lo que llaman legalidad socialista, se colocaron a resguardo y, salvo algún que otro incauto, ninguno fue apresado.
Pero ahora escasea la leche, la carne, el café… Un viejo me cuenta que visitó siete cafeteros sin conseguir café ni en polvo ni en granos para una colada. El anciano está enfermo, le baja la presión arterial y para subirla el médico le indicó una taza de café fuerte, puro. “El de la bodega lo tomo, pero no me sube la presión, y para el de la TRD no me alcanza la pensión,” dice el jubilado.
El café mezclado que vende el Estado por la cartilla de racionamiento es puro chícharo. El que vende en las Tiendas Recaudadoras de Divisas, las llamadas TRD, es excesivamente caro. Un sobre de café Regil de apenas un cuarto de libra cuesta 1.55 pesos convertibles, esto es, 38.75 pesos devaluados, algo así como la décima parte del salario promedio nacional.
Así está la gente acá, con poca carne, con poca leche, con poco café y, ahora… con poquísima libertad de movimiento.
El día 22, en el aniversario de las muertes de Oswaldo Payá y Harold Cepero, arremetieron contra integrantes del Movimiento Cristiano Liberación con el clásico acto de repudio; aquí, hasta en la dulcería, miembros de las brigadas de respuesta rápida (paramilitares) tienen a la vista de todos la porra. Rápidas para golpear a gente pacífica, porque lo que es para producir…
Ya en la noche del veintitrés el cerco se hizo general. Vigilando mi casa amaneció un grupo apostado. Ahora mismo, mientras escribo, tengo dos vigilantes a la vista, uno de ellos, el Sr. William Aguilera, ex presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular. ¡Pobre William, preso todo el día por mi causa… me da tanta pena con él! ¿Tomaría café? El que fuera vicepresidente está algo mejor, en lugar de hacer de policía vende quincallería expuesta sobre un canapé, bajo un árbol.
Faltan horas para el veintiséis de julio, fiesta nacional. Ahora acaba de llegar un soplón preguntando por mí. “No está,” dice mi mujer. Cuando el soplón se marcha aparece una soplona tratando de sonsacarla: “Los que vigilan a Alberto… a mí lo que me dan es lástima,” dice mi mujer a la soplona. Esta tarde, a las siete, el programa Mesa Redonda de la televisión cubana retransmitirá palabras de Fidel Castro pronunciadas hace trece años. Me pregunto cómo se sentirán los comunistas y los que se hacen pasar por comunistas con palabras viejas y sin café con leche.

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