viernes, 23 de agosto de 2013

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ARTÍCULOS / NOTICIAS


El preso olvidado
Lilianne Ruiz

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org.- Armando Sosa Fortuny ha cumplido los 71 años en la cárcel conocida como Kilo 9, en la provincia de Camagüey. 
En la foto, que le tomara clandestinamente un miembro del Comité por la Liberación de los Presos Políticos (CPLPP) que lo visitó en enero pasado, puede verse como el abuelo de cualquiera. 
Hace 18 años que está preso. Fue sancionado el 25 de abril de 1996 a 30 años de prisión por las acusaciones de “infiltración”, “entrada ilegal a Cuba” y “otros actos contra la Seguridad del Estado”. 
Es un hombre de otro tiempo, del tiempo en el que lucha armada suponía una alternativa aceptable para derrocar dictaduras. Por eso parece olvidado, desfasado de esta época en  la que la lucha cívica y la resistencia no violenta recaba mayor solidaridad. 
Recientemente, en entrevista telefónica desde la prisión, él mismo ha comentado a esta periodista: “Era otra época. Si yo estuviera en la calle lucharía por que se reconozcan los derechos civiles y políticos del pueblo cubano.”.
La diabetes que padece está siendo controlada con insulina. Irónicamente la mala alimentación del penal mantiene estables los niveles de glucosa en su sangre. Después de haber estado durante años comparando lo malo con lo peor,  me dice con candidez:
-La comida está regular. 
Una hermana que lo visitaba murió en Miami. Únicamente los miembros del CPLPP van a verlo una vez al mes. Le pasan la jaba con los alimentos que les permiten entrar  y conversan con él unas pocas horas. 
Según relata, los primeros días del pasado mes de julio fue conducido a una oficina donde un oficial de Inmigración lo esperaba para decirle que él y sus compañeros de causa formaban parte de un programa del gobierno cubano de liberación inmediata a condición de que salieran urgentemente del país. 
-Eso es lo que yo quiero. Han pasado muchos años-, expresó.
Luego, la Seguridad del Estado fue a visitarlo ese mismo mes, pasadas dos semanas de la primera visita, para decirle que estaban apareciendo carteles escritos con crayola, con el texto “Liberen a Fortuny”, o con “Castro, libera a Fortuny”, en las paredes de algunos sitios de la ciudad  de Camagüey. Paradójicamente expresaron que esto no representaba ningún problema, puesto que solo era cuestión de que el CDR fuera a tapar los carteles. 
Sosa Fortuny  interpretó ambas visitas como “un juego psicológico, quizá porque querían que yo les dijera a los muchachos que no pusieran más carteles.”
Otras causas de los primeros años del castrismo
No es esta la primera causa por la que cumple prisión Sosa Fortuny. En el año 60 fue juzgado bajo cargos similares, por haber venido con 25 hombres a combatir en las montañas contra la recién establecida dictadura. Muchos de los condenados en aquella ocasión fueron fusilados inmediatamente. 
De la primera causa fue liberado en el 1978, como parte de un indulto que benefició a más de tres mil presos políticos, conseguido por la presión internacional ante las violaciones de los derechos humanos en Cuba. 
Solo estuvo 15 años en libertad en los Estados Unidos, de donde regresó el 15 de octubre de 1994, decidido según sus palabras a “crear un Frente Oriental para derrocar la tiranía”. 
Pero la noche del desembarco, uno de los integrantes del grupo de infiltración realizó un disparo que costó la vida al secretario del Partido de la provincia de Villa Clara, y se armó un tiroteo en el que él y algunos de sus compañeros  resultaron heridos. 
-Vimos venir el carro por el pedraplén y nuestra intención era que los ocupantes se apearan para irnos por la carretera de Yaguajay hasta el Escambray. Pero mientras Humberto apuntaba para que salieran del carro, la oscuridad era tanta que yo pasé entre ellos y ese ruido puso en sobre aviso a Humberto, que realizó el disparo accidentalmente-, declara Sosa Fortuny
Independientemente de la responsabilidad que le achacaron a él y a sus compañeros, las largas condenas de hasta 30 años de prisión y la de muerte por fusilamiento a Humberto Real Suárez, resultaron desmedidas. 
Hasta el año 2012, en que a Real Suárez le fuera conmutada la pena de muerte por fusilamiento, por 30 años de cárcel, éste padeció durante 17 años la tortura de asistir a simulacros de fusilamiento de los que regresaba gritando consignas antigubernamentales, según relatan ex presos políticos que compartieron la celda con él.  
En las cárceles cubanas hay muchos testimonios de tratos crueles, inhumanos y degradantes, a que es sometida la población penal. Todo indica que los guardias reciben una especie de patente de corso para llevar a cabo golpizas y vejaciones que han llegado a enloquecer a muchos. 
Sosa Fortuny y sus compañeros, no han aceptado la reeducación político- ideológica del gobierno: 
-En Kilo 7 tuvimos que gritar mucho contra las golpizas a otros presos. Dejaron a un muchacho en silla de ruedas. Allí hubo que plantarse y formar problema. Nos costó celdas de castigo, pero no estoy arrepentido. Mis ideas las expreso siempre, donde quiera-, agregó.
Por último, Sosa Fortuny expresa su deseo de trasmitir un mensaje a los cubanos de dentro y fuera de la Isla:
-Que les mando un abrazo. Sobre mis llagas llevo el dolor del pueblo cubano. 
También dice estar a la espera de una decisión del gobierno cubano de dejarlo en libertad. 
De la causa de Sosa Fortuny están presos todavía Miguel Díaz Bauzá, de 70 años, y Humberto Real Suárez, de 42. De ellos estaremos actualizando en los próximos días. 






Ruinas de la amistad Cubano-soviética
David Canela

LA HABANA, Cuba, 22 de agosto 2013, www.cubanet.org.- Descubrí el Instituto Politécnico Amistad Cubano-Soviética por una torre, con arcos ojivales y guisa de campanario, que parecía el vestigio de una institución religiosa. Siempre me han interesado esas construcciones, pues a medida que el ateísmo se fue radicalizando en Cuba como ideología de Estado, muchas instituciones fueron disueltas, y sus inmuebles se convirtieron en las más disímiles cosas. En este caso, donde hubo un templo, llamado inicialmente Leland Memorial, que sirvió de capilla para estudiantes, y de iglesia comunitaria, hay en la actualidad un salón de reuniones, y un Comité Militar Municipal (Área de Atención No. 17 de Playa).
Un vecino me dijo que esa manzana (situada entre las calles 43, 54, 45A y 52) había pertenecido a la Iglesia Metodista de Marianao, que aún funciona como templo cristiano, en la esquina de 43 y 58.
En aquellos terrenos estuvo el Candler College, un colegio metodista, fundado en octubre de 1912, que enseñaba desde el kindergarten hasta el preuniversitario. Un viejo católico, que ha vivido en Playa desde antes de 1959, comentó que era una escuela privada, en donde estudiaban familias de clase media para arriba. Fue uno de los 22 colegios metodistas que se nacionalizaron en junio de 1961, cuando el gobierno revolucionario promulgó una ley sobre educación.
El nombre del colegio proviene del Reverendo Warren Aiken Candler, un misionero norteamericano, que fue el primer Obispo de una iglesia metodista en Cuba, la cual se inauguró en 1899, en una esquina de las calles Industria y Virtudes (Centro Habana), bajo el nombre La Trinidad, que aún conserva. Al parecer, este líder religioso es pariente de Asa G. Candler, el fundador y propietario de la Compañía Coca Cola.
Frente a una puerta clausurada, que tiene un aviso: Local sellado, yace aún la insignia del colegio, sobre un piso de granito: un rombo alargado, dividido en rojo y negro por una flecha horizontal, con dos letras C distintas en el centro. Tal vez muy pocos conocen su origen. Desde hace años, este lugar se identifica como el Tecnológico Amistad Cubano Soviética, que es un nombre anticuado. En esta escuela de grado medio-superior, además de las asignaturas comunes a todo ese nivel de enseñanza (Matemática, Física, Química, Español, Educación Física, Preparación militar), se imparten clases de mecánica.
Al lado, en 45 y 54, existe un taller de igual nombre (S.C. Técnico Industrial Amistad Cubano Soviética), en donde los alumnos hacen prácticas del oficio. De las cuatro naves del complejo, actualmente operan sólo la 2 y la 3. Durante el Período Especial, en los años 90, los profesores y alumnos del instituto ensamblaban bicicletas chinas en esas naves.
Hacia la esquina de 43 y 52, han dispuesto una Escuela Secundaria Básica Urbana (ESBU), cuyo nombre es Juan Francisco Noyola Vázquez. Las otras entradas del perímetro no tienen carteles que indiquen su función, aunque deben ser locales y oficinas de las dos escuelas.
Frente a la Secundaria está ubicado un parque, donde se erige un busto con la efigie del Dr. Harry B. Bardwell, primer director del Colegio Candler, y además  pastor de la congregación de Marianao (de 1912 a 1921, y de 1928 a 1946), la cual radicó en la Capilla Leland Memorial, hasta que se construyó la iglesia actual de 43 y 58. Ésta última abrió en junio de 1956. Bajo el busto, se han colocado tres tarjas diferentes, pero han sido robadas, o han desaparecido.

El campo deportivo
A ojos vistas, lo más deteriorado es el área deportiva que está al fondo del conjunto de edificios, en 45A, entre 52 y 54. Allí se juntan un campo de pelota, una cancha de baloncesto, dos campos de fútbol (uno visible, el otro no), y una cancha de pelota vasca, o frontenis. Aunque oficialmente es el área deportiva de las escuelas, los niños y jóvenes de la comunidad la utilizan.
Gracias a una placa de mármol –que por esas huellas milagrosas ha perdurado sobre una de las paredes que soporta las gradas del campo de pelota– se sabe que el estadio se creó en 1952, mientras dirigía este centro educativo el Dr. C. Pérez, y que sus constructores fueron Arasán y Amador.
Un muchacho que jugaba en el área, dijo que las gradas del campo de béisbol (por sus dimensiones, se usaba para juegos de categorías infantiles) habían tenido paneles de madera, y que las tejas del techo (las que le quedan) eran originales. Quizás estuviese exagerando, pues él no pudo ser testigo de su primera etapa. Pero el destrozo era evidente. Los baños interiores –y aun la zona bajo las gradas–, son un muladar. Sobre el campo han colocado unas pilas de tierra o de arena, para nivelarlo quién sabe cuándo. Este muchacho, ex-alumno del instituto, recuerda que antes se veía el terreno con el césped cortado.
La cancha de fútbol que aún se distingue, muestra dos porterías sin redes. Dicen que todo se lo llevan. En la cancha de básquet, algunos jóvenes del barrio, que solían jugar de noche, pusieron un poste de alumbrado, con un reflector de luz, y un interruptor. Primero, rompieron el interruptor. Luego, se llevaron hasta el poste. Estos jóvenes voluntarios han pintado los tableros de las canastas, y han arreglado los aros –según declaró el muchacho. Pero ya se han robado las mallas, y solamente queda un aro.
Al parecer, no hay custodios que vigilen el área deportiva, ni de día ni de noche. Una parte de sus muros exteriores fue derribada. Otra parte se cayó.
No sé si el instituto volverá a ser un colegio religioso, privado (quizás con becas), o si acogerá otro tipo de enseñanza. Si este campo deportivo será su anexo natural, como era antes, o un espacio independiente –en el mejor de los casos, un área pública, atendida por la alcaldía municipal. Tal vez sea ambas cosas: un terreno del colegio, con un horario específico para el libre ocio de la comunidad. Y mientras tanto, ¿habrá que esperar por Santa Claus?


Tributo a Arcos Bernes 
Manuel Cuesta Morúa
        
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -El pasado 8 de agosto se conmemoró el 7mo. aniversario de la muerte de Gustavo Arcos Bernes. Y casi nadie lo recordó. Hasta donde conozco, y me demoré en escribir este texto para rastrear alguna escritura fresca sobre su memoria, solo los animadores del proyecto de Bibliotecas Cívicas, liderado por Omaida Padrón Azcuy, tuvo a bien recordar que el movimiento de derechos humanos en Cuba tiene fundadores. ¿Uno de ellos? Gustavo Arcos Bernes.  
De pequeño formato, la recordación se hizo del mejor modo: vinculando a Arcos Bernes con la cultura y el civismo, que es otra manera de ser culto. Ese día, en la casa de la calle Soledad  #361, entre Neptuno y San Miguel, se rebautizó una biblioteca independiente con el nombre de este destacado luchador contra dos de las tres dictaduras que hemos padecido en nuestra historia republicana. 
Y se habló bien, como corresponde, de un hombre discreto, lúcido y decente. Su inscripción como uno de los asaltantes del cuartel Guillermón Moncada en Santiago de Cuba; su adscripción católica, esencial en su caso para disociar la realidad y posibilidad de los valores de un modelo político específico; su honor personal, que le llevó a respetar, a pesar de su desacuerdo ético y de sentido común,  su compromiso con un disparate táctico como el asalto de Santiago, y su vocación republicana, que nos permite catalogarlo como uno de los pocos de aquella generación revolucionaria suscrito a una propuesta política labrada en el civismo, no a un proyecto encarnado en la persona, marcan la diferencia de alguien que resultó un puente interesante entre dos tipos de lucha ―la violenta y la pacífica―  contra una misma esencia liberticida. 
Visto desde estos ángulos es que me parecía importante una recordación de su imagen en un espacio colectivamente, simultáneamente, compartido por todo el movimiento cívico dentro y fuera de Cuba. No ocurrió.
Desde mi perspectiva habría dos motivos más para hablar de Gustavo Arcos. ¿El primero de ellos?: su decencia. La vía doble que va de la política a la decencia y de la decencia a la política la desandaba con evidente soltura Gustavo Arcos Bernes. Todo el que le conoció puede testimoniar  que el todo-vale, ese principio disolvente de la política como ética y estética al mismo tiempo, no era un regulador de su conducta social dentro del mundo de los derechos humanos y de la disidencia. Esa asociación entre los límites de la conducta y la participación en la vida pública se encuentra raramente en política y es bastante difícil de sostener entre quienes luchan contra dictaduras feroces y prolongadas. Como las luchas contra la brutalidad organizada en forma de Estado son de supervivencia, a veces es de vida o muerte saltarse las reglas del juego y no respetar ni los modales ni los límites entre seres humanos. Pero nuestro hombre era un tipo fino ante la vulgaridad de sus verdugos. 
Hasta donde le vi, Arcos Bernes era un exponente de la vieja escuela de hombres bien educados desde la infancia para la vida pública. Y una reflexión en torno a esos valores debería siempre aprovechar todas las oportunidades que brinda la simbolización de nuestra propia historia cívica. 
Un segundo motivo es mucho más intelectual y tiene que ver con la necesaria maduración cultural y  psicológica de las luchas cívicas, sobre todo cuando son tan dilatadas como la cubana. 
Cuando me inicié en el ámbito de la oposición y la lucha por los derechos humanos (1991), tenía yo 26 años. No había mucha gente joven en aquel entonces y la lucha cívica contaba solo con seis años, a contar desde 1986, fecha que reza como una de las iníciales del movimiento de derechos humanos. Quizá por eso había mejor sentido del pasado: del pasado a reeditar y del pasado como lección. Eso fue importante en dos puntos esenciales de toda lucha política: saber que hubo un antes, una tradición, un vínculo que marca nuestras circunstancias, y tomar nota, por otro lado, de que  no se puede cortar la conexión psicológica entre generaciones vivas que deciden tomar el mismo camino. 
Si conocer el pasado es básico, aunque sea para saber negativamente en qué debemos diferenciarnos de él, es mucho más fundamental considerarlo para calibrar bien hasta dónde lo que estamos haciendo es realmente novedoso. Esto último es de primer orden porque las luchas políticas, que también lo son cívicas y culturales, son acumulativas y solo llegan a refinarse, a evitar su repetición, a plantearse en términos más complejos, cuando no establecen cortes artificiales o rupturas arbitrarias. Si las revoluciones fracasan  ―parafraseando a un personaje ilustre, a la larga todas las revoluciones están muertas―,  ello puede explicarse por la recreación del pasado a la que se ven obligadas, independientemente de su pretensión de presentarse como inéditas. La base de ello está en que toda ruptura es violencia, y rara vez permite aprovechar lo creado,  mientras que todo el crecimiento de la cultura y de la sociedad es el arrinconamiento sucesivo y acumulado de toda forma
de  violencia. 

Por otra parte, está el factor humano y psicológico de esa acumulación necesaria en cualquier lucha política que quiera tener éxito. Si los de ayer, que también son los de hoy, son abandonados como aquellos viejos de las tribus del Pacífico Sur, que eran dejados a su suerte como cargas pesadas en el camino, se rompe el vínculo social entre grupos humanos comprometidos con un mismo propósito. Y al abandonarlos, nos abandonamos. Ya sabemos que romper la conexión simbólica y cultural con los muertos malogra la solidez de muchas sociedades, ¿qué lograremos si la rompemos con los vivos que nos anteceden?  
Al no pensar en los muertos,  estamos preguntándoles a los vivos que nos anteceden, ¿y quiénes son ustedes? Por eso es que hablar de Gustavo Arcos Bernes nos habría permitido darnos cuenta de estos y otros puntos fundamentales para el futuro.  
La tendencia a desconocer voluntariamente lo que hicieron quienes nos precedieron, qué y cómo pensaron, cuáles fueron sus circunstancias y por qué hicieron o no hicieron lo que creemos debieron o no debieron hacer, no nos ha ayudado nunca a perfilar mejor nuestras propuestas. Y lo que es peor, ha hecho aparecer, como nuevo, mucho de lo que está empolvado con otras palabras.  ¿Nos acordamos de los Principios Arcos? ¿Sabemos qué son? ¿Estamos en condiciones de enterarnos que en su esencia intentaban poner límites a la voracidad de los inversionistas extranjeros para mejor proteger a los trabajadores cubanos?  
Las luchas cívicas y políticas maduran mientras más conocen y respetan su pasado.  La continuidad es en sí misma un factor de triunfo. Mi tributo a Arcos Bernes no es solo ético, es también práctico.  Recordar fortalece. Al menos nos evita pasar por tontos. 



Ladrones de carne en Guantánamo

GUANTÁNAMO, Cuba, 21 de agosto de 2013, Roberto Jesús Quiñones/ www.cubanet.org.- Los días  30 de julio y 6 de agosto, Cubanet informó sobre un operativo policial en el Combinado Cárnico de Guantánamo y los trabajadores que fueron detenidos.
El grupo de  seis trabajadores atrapados, fue puesto en libertad el 29 de julio, y continúan  trabajando. Sin embargo,  otro grupo, detenido unos días antes, fue expulsado del trabajo y continúa en su contra un proceso penal.
Se está preparando a la opinión pública. El pasado jueves 15 de agosto, Solvisión, emisora provincial de televisión, transmitió imágenes tomadas por una cámara oculta instalada en el Combinado Cárnico. Al día siguiente, el diario Venceremos, publicó un extenso reportaje realizado por el periodista Julio Cesar Cuba Labaut, sobre la investigación de la policía.
El periodista comenzaba su trabajo afirmando que, tras  un rumor, algo de cierto hay, y aseguraba que en la empresa cárnica de Guantánamo se robaba carne a las dos manos. ¡Descubrió el agua de coco! Todos los cubanos sabemos  que para comer carne de res en este país hay que comprarla ilegalmente y, a quién mejor, que a  los trabajadores del cárnico.
Otra vía es comprarla a alguien  que trabaje en un restaurante o en una tienda recaudadora de divisas a precios exorbitantes, opción que todavía no existe en Guantánamo. Claro, más fácil es comer carne  de res a los dirigentes del partido, el gobierno, las FAR, el MININT y los extranjeros.
El periodista señala que el actuar delictivo de los acusados perjudica a la economía y a la sociedad --inobjetable-- y que los consumidores vienen quejándose de la mala calidad del picadillo de soya y la  jamonada, aunque este último producto hace más de un año que no se vende por la libreta de abastecimientos, sino  “liberado” y a quince pesos la libra.
El periodista nos permite concluir que se trata de un mal enraizado en el combinado cárnico guantanamero, y que la complicidad alcanza a los jefes de áreas, de turnos, de brigadas y hasta a los propios custodios, como reconoció la  directora de la empresa, Aniurka Casado Peña.
Tal es la magnitud del robo de cárnicos que,  una madrugada, un vehículo de la Empresa de Bebidas y Refrescos salió por la puerta principal de “el cárnico”  con 29 cajas de picadillo con la “autorización” de un custodio; el chofer de la directora fue detenido  transportando productos robados y uno de los llamados “balseros” -personas que se colocan del otro lado de la cerca para atrapar los bolsos de carne lanzados desde el interior de la fábrica- fue detenido in fraganti.
Elia María Colás, secretaria del buró sindical, declaró que la responsabilidad recae en la administración, porque todos los meses se analizan las indisciplinas y la corrupción, se adoptan acuerdos y no pasa nada, porque la administración no cumple lo que le toca.
Cruz Lara Manfarrol, uno de los secretarios del comité del partido de un centro de trabajo que tiene 42 militantes, 9 de la UJC y 32 cuadros de dirección,  expresó:”En el núcleo se adoptan acuerdos, que se diluyen porque no son concretos ni se les pone nombre y apellidos…”.
El diario Venceremos no se adentró en las causas que propician el robo de carne. Los agarrados robando van a ser sometidos a un juicio ejemplarizante, pero si las causas que propician el robo de alimentos, no son eliminadas, pronto habrá nuevos detenidos y sancionados.
Las causas deberían ser analizadas por Venceremos, en otro reportaje más extenso y profundo, y ¿por qué no?, por toda la ciudadanía, ya que según los “dirigentes” cubanos somos un modelo de democracia participativa. Habrá que ver si el partido lo autoriza, porque esas causas tienen tentáculos muy largos.



Hospitales cubanos: sexo tarifado, a gozar cuando se apague la luz
Reinaldo Emilio Cosano

Cierta gozadera nocturna en algunos hospitales cubanos hace recordar el famoso filme italiano La Dolce Vita, por las ansias de los placeres mundanos o como diría un cubanazo a gozar que no hay más na’.
Mario, enfermo crónico, descubrió la gozadera que se arma cuando se apagan las luces. Comienzan los movimientos sigilosos y si alguien pregunta, se escucha la consabida respuesta: “Voy al baño”.
Mario explica el lujurioso movimiento a los nuevos pacientes. Les cuenta que hay trabajadoras sexuales de “1X3 (CUC, divisa) y de 1x5 (CUC), en dependencia de su juventud y curvas. Y hay que tener 2 dólares a mano por el alquiler de la cama”.
Auxiliares de limpieza, de laboratorios, de cocina, de almacén, enfermeras y enfermeros, pantristas, participan del sexo tarifado. Por supuesto, no todas. Ni todos, porque hay varones listos a trasmitir sus experiencias vitales a pacientes y acompañantes. Incluidos bisexuales y gay “que también tienen derecho y para gustos se hicieron los colores, como dice el refrán”.
Resulta que en los últimos años hay  predilección de gay varones en la Enfermería. Hasta enfermeros gay en hospitales militares donde tiempos atrás tuvieron muy restringido su acceso.
No toda relación sexual tiene precio. Edelmis Olano trabaja en un hospital capitalino. También la enfermera Tomasa (nombre ficticio). Hubo química amorosa. Coincidieron en el turno de madrugada. Edelmis quiso precisar: “Pero, ¿dónde lo hacemos? Y tampoco olvides que tengo que atender el ascensor”. La respuesta: “No te preocupes. Llevo años aquí y me las sé todas. Tú solo llevas tres meses de trabajo. Será en el cuarto de descanso de enfermeros. Con uno o dos dólares por una hora, asunto resuelto. Si no se puede, buscaremos otro lugar. En cuanto al ascensor, a estas horas nadie lo usa. ¡Ponlo en automático!”
Se refería Tomasa a que en los hospitales grandes por lo común hay muchos recovecos y espacios negligentemente abandonados, por años a medio construir o reparar, consultorios médicos sin uso nocturno, entrepisos, sitios bajo escaleras, sótanos, azoteas, cuartos de turbinas, electricidad. Por improvisada cama pedazos de cartones y almohadas sobre el piso.
Sexo con discreción y paga --secreto a voces-- no es considerado acto vergonzoso, justificado por el relajamiento de las costumbres y los bajos salarios, sobre todo, tras el derrumbe de la Unión Soviética en 1990 que puso fin a la subvención a la isla.
“La vida está muy cara. Lo que hago con mi cuerpo no perjudica a nadie, al contrario doy alegría y salud. La vida es corta, hay que disfrutarla aunque sea en un hueco del hospital”, son expresiones escuchadas que sirven de amparo a los trabajadores sexuales solapados de algunos centros asistenciales. Viven intensamente con pacientes, o entre ellos, a su manera, su Dolce Vita.
cosanoalen@yahoo.com



NOTICIA

Oscar Espinosa Chepe se apaga lejos de la patria

LA HABANA, Cuba, 21 de agosto de 2013, Redacción, www.cubanet.org - Nuestra periodista Miriam Leiva, nos avisa desde Madrid, que su esposo, Oscar Espinosa Chepe, asiduo periodista de Cubanet, prisionero de conciencia de los 75, se encuentra en muy  grave estado de salud.

Chepe llegó a Madrid el 12 de marzo para recibir asistencia médica a su dolencia crónica del hígado, exacerbada durante su permanencia en Seguridad del Estado “Villa Marista”, las cárceles de Guantánamo, Santiago de Cuba y la de máxima seguridad Combinado del Este, en La Habana.
El gobierno de España propició su atención médica en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, pero la especializada atención en el  moderno centro de salud, no ha podido revertir el curso de la enfermedad. Chepe no podrá regresar a Cuba, en cuanto mejorara como era su propósito.
Oscar Espinosa Chepe nació el 29 de Noviembre de 1940, en Cienfuegos, Cuba.
Fue miembro del Comité Provincial la Juventud Socialista en Las Villas.
Como economista, Chepe fue jefe de Departamento en la Junta Central de Planificación, y consejero Económico en la Embajada de Cuba en Belgrado, pero en 1987 se le impidió regresar a Yugoslavia luego de sus vacaciones en Cuba, por expresar opiniones a favor de los cambios en la Unión Soviética y se le trasladó al Banco Nacional de Cuba, donde pronto fue acusado de contrarrevolucionario, lo dejan sin empleo y comienza a laborar como economista y periodista de Cubanet.
El 19 de marzo de 2003 fue encarcelado durante la represión al grupo de los 75.  Fue condenado a 20 años de prisión y en noviembre de 2004 recibió licencia extrapenal por padecer serias enfermedades.
Los artículos de Oscar Espinosa Chepe han sido publicados en importantes medios de prensa internacional, como  Cambio 16, El País, El Nuevo Herald, ABC, The Miami Herald, Berliner Zeitung y muchos otros.
En 2003 se publicó su libro Crónica de un Desastre, por la Editorial Hispano-Cubana, Madrid. En 2007 apareció Cuba, Revolución o Involución, Editorial Aduana Vieja, Valencia.
La redacción de Cubanet y su equipo de periodistas independientes en Cuba, se solidariza con este luchador por los derechos humanos en Cuba y con su esposa, Miriam Leiva, en los momentos difíciles que viven fuera de la patria. El cuerpo de Chepe se apaga con grandes molestias, pero sus ideas y pensamientos continuarán vivos por la libertad de Cuba y su pueblo.



Peligro en pozo de petróleo

LA HABANA, Cuba, 21 de agosto de 2013, Reinaldo Cosano Alén/ www.cubanet.org.- Un pozo de petróleo con más de cuarenta años de perforado y no menos de diez sin  mantenimiento puso en alerta, por un escape del crudo, recientemente, a las autoridades y parte de la población de Guanabo, pueblo turístico al este de La Habana, especialmente en la confluencia de avenida Séptima-B y calle 500.
El pozo está curiosamente perforado en medio de la calle, como tantos otros en área de playas, sin concierto de planificación física y urbanística. Se colocó allí cuando el ilusorio boom petrolero de la década de los años sesenta hasta el derrumbe de la Unión Soviética, principal exportador a Cuba de equipos de perforación y extracción, encargado del asesoramiento técnico.
Un ingeniero de la Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo de Occidente, quien prefirió no identificarse, dijo:
“Si bien fue un peligro momentáneo el escape, continúa la preocupación en la franja costera de alrededor de cincuenta kilómetros de playas y arrecifes, donde fueron perforados muchos pozos y sellados, sin  mantenimiento técnico, con decenas de años acumulando petróleo y gas sin drenarse, sin explotación.
“Las válvulas, de fabricación soviética, sellan los pozos, evitan escapes de petróleo y gas. De hierro, fuertes, colocadas hace décadas, necesitan sustitución por deterioro, máxime que el salitre es muy agresivo. Ni válvulas ni armazones de hierro reciben siquiera pintura anticorrosiva. En el caso del pozo de calle 500, influyeron las intensas lluvias de esos días. Hubo mucha presión sobre la antigua perforación desde el manto freático, tanto por tierra como desde el fondo marino. El pozo está a unos doscientos metros de la costa. El peligro de incendio puede entenderse porque hasta una mínima partícula de arena o piedra proyectada desde las profundidades al chocar contra la armazón de hierro y acero puede provocar la chispa de un enorme fuego”.
El petróleo cubano, demasiado denso y sulfuroso, es poco estimado industrialmente, aunque útil en mezclas asfálticas. El abundante gas metano acompañante apenas se usa, demostración de ineficiencia. Energás, empresa cubano-canadiense, solo aprovecha escasa porciones del gas natural en la producción de electricidad y suministro de gas para uso doméstico a barrios de la capital.
El gobierno ha desestimado el aprovechamiento de las reservas atrapadas en muchos pozos sellados, no explotados. Evitaría peligros y redundaría en ahorro de millones de dólares por importación de combustible. Con la mezcla asfáltica  habría menos calles y carreteras llenas de huecos.
La naturaleza mantiene encapsulado el  petróleo y gas por millones de años pero una vez hecha la perforación hay que usarlo o  mantenerlo atrapado mediante especiales medidas de seguridad para que no suceda los momentos de angustias como los que tuvo Guanabo recientemente.

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"Sólo la opresión debe temer al pleno ejercicio de las libertades"
José Martí