viernes, 25 de octubre de 2013

ARTÍCULOS / NOTICIAS

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Negocios de El Mariel no son para el mercado interno
José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -La reciente chapuza del régimen destinada a impedir que los cuentapropistas le hagan la competencia con la venta de ropa importada, representa una nueva raya para el ya más que rayado tigre de la crisis que sufre nuestro mercado interno. La respuesta de los afectados ha sido reabrir sus viejos y mañosos sistemas de venta en bolsa negra. De modo que no es mucho lo que pierden. Ni tampoco es mucho lo que pierde el público, que preferirá adquirir su mercancía ilegalmente antes que atenerse a las malas ofertas de las tiendas estatales. 
Verdaderamente, aunque de pronto no lo parezca, el primer perdedor de este nuevo affaire dictatorial podría ser el régimen. De hecho, pone una vez más de manifiesto que su ley suprema es la ilegalidad. Ilegal por origen y vocación, con cada medida no consigue sino provocar respuestas ilegales por parte de la población. 
Cualquiera que no los conozca podría acusarlos de tarados, al ver que mientras fingen preocuparse por la ilicitud y la corrupción que hoy hunden a Cuba, continúan dictando regulaciones con las que no parecen buscar sino el incremento de esos males. Pero nadie se llame a engaño, ellos se sostienen sobre la ilegalidad, es una de sus principales estrategias de dominio, la necesitan como ciertos roedores coprófagos precisan alimentarse con su propio excremento. 
Hay quienes dicen que han dictado esta medida porque muy pronto, gracias a sus negocios en el puerto de Mariel, estarán en condiciones de fortalecer las ofertas de las tiendas estatales. Yo no lo creo. Pensar que apuestan por ese presunto Potosí que es el Mariel para solucionar el escaso suministro y la mala calidad de sus surtidos de ropas, quizá sea concederle una capacidad de previsión que no emplean, porque no les interesa. A sus competidores ellos los aplastan con malas leyes y con represión, de modo que no necesitan mejorar sus ofertas para competir. Además, garantizar que los cubanos se vistan mejor no está entre sus prioridades. Saben muy bien que en esta selva en la que vivimos, cada cual se las arreglará como pueda para cubrir o no ese déficit, y sin chistar. 
Los negocios de El Mariel no son asumidos por los generales como vías de progreso para el mercado interno, sino como fuente de rápido enriquecimiento personal de sus élites. Las circunstancias no les permiten asumirlos de otra manera. No tienen tiempo ni disposición, y ahí justamente es donde radica su hándicap.  
La concreta es que en el caso de esta nueva prohibición actuaron como siempre lo han hecho, y como saben que pueden hacerlo: los vendedores particulares de ropa importada constituían un agujero en sus bolsillos y sencillamente han aplicado el remiendo. Y si la medida provoca (como ya provocó) un inmediato aumento del mercado negro, pues apenas implicará más trabajo para la policía y un nuevo surtidor de ingresos para los inspectores corruptos. 
Las alternativas para revalorar el mercado interno (un punto que ocuparía primera línea en la agenda de cualquier gobernante con un mínimo de vergüenza) no les quitan el sueño a nuestros caciques. No porque desconozcan que sin un mercado interno organizado, fluido y dinámico jamás lograrán atraer una cifra importante de inversores extranjeros, sino porque tal perspectiva es contraria a sus intereses. Se conforman con un solo inversor fuerte, como Brasil, que les permita inflar sus cuentas sin correr el peligro de un auge económico liberador que terminaría poniendo en jaque su sistema de poder.  
Tal vez no se necesite ser una eminencia en economía para comprender que no tendremos un mercado interno como es debido (y que en general no habrá un auténtico progreso para Cuba) mientras existan aquí un Estado todopoderoso y una sociedad civil débil y, para colmo, sin leyes ni reales oportunidades que le ayuden a crear riqueza. ¿Lo ignoran nuestros caciques? Yo diría que por no ignorarlo es que están apostándolo todo a su nuevo Potosí del puerto de Mariel. Creer otra cosa es como esperar que la gallina ponga los huevos fritos.
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En cueros a la Plaza de la Revolución 

Camilo Ernesto Olivera

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -“A este paso, los cubanos  vamos a terminar desfilando en cueros, el primero de mayo, en la Plaza de la Revolución". Tal fue el comentario de un anciano cuando, en medio de una cola, se habló sobre la prohibición de la venta de ropa importada por vendedores privados. Y añadió: "Uno tenía la esperanza de poder vestirse un poco mejor, ahorraba y me compraba una camisa de calidad o unos zapatos. De cualquier manera, siempre me iban a costar menos que en las tiendas del Estado, donde te cobran la ropa medio podrida por años de mal almacenaje como si fuera nueva". 

Otro señor se sumó al debate. Nos contó cómo los inspectores llegaron hace unos días, intimidaron a una vendedora a la que él le había alquilado el portal de su vivienda: "Esa gente la abordó con tremenda mala forma y la policía se parqueó cerca. Me pidieron los papeles de la licencia y le dijeron a ella que era ilegal vender ropa de producción industrial". Según contaba el hombre, a la vendedora le dieron un plazo para que supuestamente "liquidara la mercancía".

En mayo pasado, la ofensiva gubernamental contra este tipo de negocios comenzó con el cierre de los portales en la capitalina Avenida de Carlos III. En ese momento ya se veía venir la tormenta, pero muchos no atinaban a percibir el momento exacto en que el Raulismo daría el otro zarpazo. Este de ahora estuvo precedido por llamados a la legalidad y acusaciones en la prensa escrita. Los "indignados ciudadanos" se quejaban en la sección "Cartas  a la Redacción", que se publica los viernes en el periódico Granma.

Las acusaciones contra estos negocios: "especuladores", "revendedores", "abusan del pueblo y trafican con mercancías que venden al doble del precio que las oferta el Estado". Esta sección del periódico Granma opera a la manera de aquellos "Dazibaos" que el gobierno maoísta ubicó en determinados lugares de Pekín. En este caso, también se trata de una herramienta perfecta para crear un estado de opinión que favorezca esta vuelta al cerrojo y el inmovilismo. Pero el retroceso no es para nada gratuito. 

Es curioso que esta ofensiva contra el negocio de ropa importada, disfrazado detrás de la Razzia contra los revendedores de artículos de ferretería u otros, haya comenzado pocos días antes de la puesta en vigor de la nueva ley de inversión extranjera. El gobierno cubano está apostándole a la denominada "Zona especial del puerto del Mariel" las cartas de su desarrollo como élite económica para el futuro a mediano plazo. 

Las empresas de importación que nacerán a la sombra de esta jugada también moverán mercancía destinada a la creación de un mercado interno mayorista controlado por el Estado. Y éste no quiere competencia. Quiere importar y revender él mismo y a quienes entienda. Y quiere hacerlo a un precio que le garantice, aún más, el poder de apretar la soga en el cuello del negocio privado en Cuba.  O sea que este acelerón en la prohibición de vender ropa de importación, es un paso circunstancial. La justificante esgrimida de que los vendedores se estaban escudando en la licencia de costureros-modistas, es un típico capicúa.

Mientras, el rechazo popular ha frenado en algunos lugares el "fuera de combate" de los timbiriches o boutiques de venta de ropa y zapatos. Pero la espada medieval del viejo ukase les ronda, lista para golpear. En otros sitios, ya se siente la ausencia de esa opción que le solucionó el problema de vestirse y calzarse a muchos cubanos de a pie. En tanto, ese gran delincuente revendedor y espoliador llamado Estado, sigue exprimiéndole el bolsillo a la población en sus tiendas recaudadoras de divisas. Y, por supuesto, sobre esto nadie escribe en el periódico Granma.




¿Perorar o perfeccionar?

René Gómez Manzano


LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -El periódico Granma del pasado martes publicó un artículo de Dilbert Reyes sobre temas sindicales. “Razonamiento obrero para un Congreso diferente” es su título. En ese trabajo, el colega oficialista postula la conveniencia —y aun la necesidad— de hacer cambios sustanciales en la forma en que hasta ahora se ha realizado el máximo foro de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).

Ante la inminente celebración del XX Congreso de ese sindicato pro gobiernista, Reyes escribe que, “por muchos años”, los cónclaves de ese tipo y sus etapas previas “se han salido muy poco —casi nada— del guión tradicional de consecutivas reuniones de base, municipales, provinciales, hasta llegar a la ‘magna cita’ con delegados selectos y una agenda apretada de temas medulares”.

Por ello considera “necesario, casi urgente” que “no se multiplique el debate triunfalista de otros años, ni las intervenciones convertidas en consignas, ni el inútil esfuerzo de pedir la palabra para reafirmar que ‘coincido y apoyo todo lo dicho por el compañero anterior’ o ‘estamos trabajando para lograr subir el rendimiento de la caña de 35 a 39 toneladas por hectárea’”.

Es cierto que en el XX Congreso deberán abordarse cuestiones que, en buena parte, difieren de las debatidas en otras ediciones anteriores: “Código de Trabajo, reordenamiento laboral, relaciones económicas directas entre entidades estatales y cuentapropistas, nuevas formas de gestión, redistribución de las ganancias de una empresa en el ingreso de los trabajadores”, son los temas novedosos que menciona el artículo publicado en Granma.

También es verdad que, para tratar esos asuntos diferentes, debería emplearse una metodología distinta. Lo que falta por ver es si ese enunciado teórico se materializará o no en la práctica. Aquí, y por las razones que explicitaré en el párrafo siguiente, acude a la mente el conocido refrán: Haz lo que yo digo, y no lo que yo hago.

“Evitar el discurso vacío y la consigna”, son palabras del presidente de la Comisión Organizadora del Congreso (y casi seguro próximo secretario general de la CTC), Ulises Guilarte de Nacimiento, que se citan en el artículo. Sólo viene al caso hacer una observación: Ese consejo, al igual que las restantes intervenciones del mencionado dirigente que ha mostrado la Televisión Cubana, se han caracterizado justamente por ser ejemplo del discurso vacío y las consignas…

En realidad, no existen perspectivas serias de que se actúe de otro modo mientras el régimen pretenda seguir utilizando el movimiento obrero como una simple correa de transmisión, como un medio más para controlar la población. ¿Alguna vez aceptarán la existencia de organizaciones alternativas? ¿Reconocerán la labor de —digamos— el aguerrido líder gremial Iván Hernández Carrillo al frente de la Coalición Sindical Independiente de Cuba?

“Por un socialismo próspero y sostenible” es el lema que presidió las celebraciones del pasado Primero de Mayo y que el régimen castrista aspira a poner en práctica. El gran problema consiste en que, según ha demostrado la práctica de medio siglo en Cuba y la más dilatada aún en Europa y Asia, la frase constituye una contradicción en términos, ya que ese sistema sociopolítico no puede ser próspero ni sostenible.

Incluso aquellos países dominados por partidos únicos y por el marxismo leninista en los que se han alcanzado resultados económicos notables (China y Vietnam), han tenido esos logros sólo gracias a los elementos de libre empresa que han introducido sus respectivos regímenes.

La modalidad de castrismo que encabeza ahora el general de ejército 
Raúl ha dado muestras de querer marchar por un camino similar, pero hasta el momento se ha mostrado reacia a permitir el surgimiento de un empresariado cubano alternativo de verdadera importancia. He ahí el gran freno en las pretensiones de sacar a nuestro país de la honda crisis en que sigue sumido. Y esto, con independencia de la forma en que se celebre el XX Congreso de la CTC.




Ley de Ajuste Cubano: ¿Contribuye a desmoralizar y desangrar a la oposición?
Miriam Celaya, José Hugo Fernández y Luis Cino
¿Debe anularse o cambiarse la polémica Ley?  Ningún cubano que emigra lo hace por cuestiones puramente “económicas”. Cientos de miles de compatriotas, perseguidos o no, viven libremente en EE.UU, gracias a esta ley
"Es difícil argumentar que los cubanos que pueden entrar y salir cuando les plazca necesitan consideraciones especiales, normalmente reservadas para las víctimas de la represión política", afirma el influyente Chicago Tribune, refiriéndose  a la Ley de Ajuste Cubano.
La polémica Ley fue abrobada por el Congreso estadunidense en 1966, y prevee un procedimiento especial para que los nativos o ciudadanos cubanos y sus cónyuges e hijos acompañantes puedan obtener la residencia permanente en Estados Unidos . La Ley de Ajuste Cubano (CAA, por su sigla en inglés) le concede al Procurador General la discreción para otorgar la residencia permanente a nativos o ciudadanos cubanos que solicitan la Tarjeta verde si:
•    han estado presentes en los Estados Unidos por al menos 1 año
•    han sido admitidos o se les ha otorgado un permiso anticipado
•    son admisibles como inmigrantes
La prensa oficial del régimen, califica de “asesina” la Ley de Ajuste Cubano, aafirmando que fue aprobada con el fin de estimular a los cubanos a abandonar el país de forma ilegal poniendo en peligro sus vidas bajo la ilusión del sueño americano. 
La ley de Ajuste Cubano no fue una conquista de la derecha cubano-americana, fue creada por la Administración demócrata de Lyndon Johnson para miles de cubanos, cuyo proceso migratorio de entrada no fue como refugiados bajo peligro de persecución o tortura, sino como escapados de un régimen comunista. 
Pero con la reforma migratoria que entró en vigor en Cuba  y que –dice— permite un otorgamiento más liberal de los pasaportes, y  a la mayoría de los cubanos, ir y venir a su antojo, y las medidas del presidente Barack Obama en 2009 para facilitar los viajes a la isla de los cubanoamericanos, los cubanos, llegan a EE.UU., se acogen a la Ley de Ajuste Cubano, y al año están regresando a la Isla, llevando mercancias.
El senador Marco Rubio opina que la ley que desde hace 47 años le otorga a los cubanos un estatus especial para obtener la residencia permanente en Estados Unidos debería “volver a examinarse”.

Otros dos republicanos cubanos de la Florida, los representantes Ileana Ros-Lehtinen y Mario Diaz-Balart, de Miami, también han pedido que se le haga cambios a la ley.

“La comunidad cubana en Estados Unidos está dividida”, afirma Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami (UM). Algunos tienen familia con la que quieren estar en contacto, mientras otros dicen que la ley quita cualquier motivación para que las personas permanezcan en Cuba y se enfrenten al gobierno.

Cubanet  quiso conocer la opinion de tres de sus articulistas:
La opinión de Miriam Celaya

La Ley de Ajuste es, junto al Embargo, uno de los puntos más controvertidos en el tema de las relaciones EEUU-Cuba. En lo personal, me resulta difícil criticar una medida que ha favorecido y continúa protegiendo a cientos de miles de compatriotas míos; sin embargo, es razonable el criterio de quienes afirman que dicha Ley debe beneficiar a los que emigran por razones políticas y no a los que se declaran emigrantes económicos y visitan regularmente la Isla. 

Es decir, los fundamentos de protección política implícitos en esta Ley desaparecen cuando al individuo le es permitida la entrada y salida del país en el que impera el sistema político del cual supuestamente huyó. No obstante, ello no debería significar la derogación de la Ley sino su modificación, que implique el cumplimiento por parte del emigrado de determinados parámetros adecuados a la condición de refugiado político. En su defecto, éste debería ser considerado por el mismo rasero de cualquier otro emigrado de cualquier país.

En realidad, ningún cubano que emigra lo hace por cuestiones puramente “económicas”, puesto que el régimen cubano, por su naturaleza dictatorial,  impone condiciones particulares tanto en el orden económico como en el sociopolítico, que son  esencialmente las causantes del éxodo constante y creciente de la población. Las condiciones de vida en Cuba imponen a la vez que la pobreza generalizada la nulidad política de la población, y en ese punto, el emigrante cubano difiere del resto de la emigración latinoamericana, por tanto, las condiciones de cubanos y otros latinoamericanos no son equivalentes. Pero la protección por consideraciones políticas contenidas en la Ley de Ajuste debe pasar por el reconocimiento tácito del beneficiario de su consición de emigrado político. 

En cuanto a los supuestos cambios que se han producido con las reformas migratorias de enero de 2013 y a que actualmente hay un relajamiento de las restricciones de viajes entre Cuba y EEUU, el gobierno cubano mantiene incólume su capacidad de aprobar o no el pasaporte a los cubanos de adentro o de fuera de Cuba, de impedir que los residentes en la Isla viajen (en dependencia de consideraciones “de interés público”), y de dar marcha atrás a la relativa liberalización de los viajes, por tanto, la política sigue marcando el paso de la emigración cubana y la Ley de Ajuste mantiene su vigencia.        

La opinión de José Hugo Fernández 
¿Qué medida ha influido más en el desprestigio de la dictadura cubana y en el agradecimiento y la admiración de nuestra gente de a pie hacia Estados Unidos: el embargo económico o la Ley de Ajuste Cubano con todo y las muchas demonizaciones que le encajan desde ambos lados del Estrecho de Florida? 

Ahora que han cambiado algunas de las circunstancias que le dieron origen, y ya que en efecto precisa ser enmendada (que no anulada), no olvidemos que politizar la compasión no sólo constituye una torpeza política. Es también un acto inhumano. 
Cientos de miles de paisanos hoy viven en E.U. como seres civilizados, humilde pero libremente, gracias a la Ley de Ajuste Cubano, apliquen o no dentro del grupo de perseguidos por el régimen, otra calificación que mucho parece importar a los políticos, pero que no aporta demasiado a la hora de evaluar a los habitantes de un país que en su totalidad es víctima y rehén de la política.  

Restarle a esa ley su carácter eminentemente humanitario, reduciéndola a un mero instrumento político, ¿no es acaso una pretensión tan equivocada como la de aquellos que alegan que no debe beneficiar en exclusiva a los cubanos, olvidando que en Latinoamérica, y aun tal vez en todo el mundo, no existe otro país con una dictadura tan férrea, empobrecedora, cruel y larga como la de Cuba? 

La opinión de Luis Cino
La Ley de Ajuste Cubano,  aprobada  en 1966 para regular la admisión  en  Estados Unidos de los que huían del castrismo, en cierto sentido ha sido rebasada por la modificación de las leyes migratorias cubanas.  Como muchos cubanos residentes en E.U abusan de dicha ley, habría que readecuarla, modificarla, pero no eliminarla. 
La eliminación de la Ley, que el régimen castrista tilda de “asesina”, sería regalarle un triunfo.  Serviría a su versión de que los que se van de Cuba lo hacen por motivos económicos y no políticos, igual que los emigrantes de  cualquier otro país del Tercer Mundo.  
Mientras exista la dictadura, habrá cubanos que intentarán escapar.  La eliminación de la Ley de Ajuste Cubano dejaría sin esperanzas  a  los que no tienen dinero para emigrar legalmente ni clasifican para el programa de las 20 000 visas anuales para Cuba que mantiene E.E.UU. desde 1994. 
También  habría que revisar la absurda política de pies secos o mojados,  y reformular la  política  del departamento de refugiados de la SINA,  que es aprovechada por muchos  como trampolín para emigrar, lo que contribuye a desmoralizar y desangrar a la oposición.


Infierno habanero: 
ir al Registro Civil

Gladys Linares

Sacar una inscripción de nacimiento: paciencia.
Si su apellido está mal copiado: más paciencia,
O espere su propio certificado de defunción


Si usted necesita un documento del Registro Civil debe armarse de paciencia, porque la buena suerte en ese lugar a pocos acompaña. Allí los incidentes son constantes, nadie acude a estas dependencias, a menos que sea imprescindible. 

“Hay pocos asientos para estas largas esperas, además, casi todos están rotos”, comentaba una anciana que había hecho tres veces la cola por las inscripciones de nacimiento de sus padres, que necesita para legalizar la vivienda, solo así puede solicitar una licencia de reparación. “Si tuviera dinero”, murmura, “todo sería más fácil”.

Otra anciana salió muy molesta porque el certificado de defunción de su esposo no aparecía. La empleada había hecho un esfuerzo buscando en aquel desorden de papeles, pero a pesar de eso no lo encontró. La señora, alterada, exigía su documento. Gritaba que no tenía dinero, y que para acogerse a la pensión del esposo el certificado tenía que estar listo dentro del mes posterior al fallecimiento. 

Certificado de defunsión

Un empleado se sensibilizó con ella y, para hacerle un certificado nuevo, le pidió la tarjeta de servicios necrológicos que le habían dado en la funeraria, pero al leerla, le dijo: “Señora, aunque su esposo vivía en Diez de Octubre, usted debe solicitar el certificado en Arroyo Naranjo, porque él murió en un hospital de ese municipio”. La mujer salió llorando y exclamando: “¡¿Por qué no me lo dijeron cuando vine la primera vez?! ¡He venido ya tres veces y me dicen que no aparece!”

Para actualizar el contrato del teléfono, Roberto debía llevar a la oficina de ETECSA un certificado de defunción de su padre. Con ese fin se presentó en el Registro Civil con la tarjeta de la funeraria. Debía volver a los veinte días a recoger el documento. 

Transcurrido ese tiempo, regresó a la oficina. Al revisar el certificado, notó que el apellido estaba mal copiado –aparecía Perera en lugar de Pereira-, al parecer porque en la tarjeta la “i” estaba apenas esbozada, pero no tenía el punto. Para subsanar el error, debía presentar una inscripción de nacimiento de su progenitor, y aunque ya la solicitó a Holguín, todavía la está esperando. 

Otra gran deficiencia de los Registros Civiles es la pésima caligrafía y la dudosa ortografía de quienes transcriben los datos, personas a menudo sin preparación, que a veces deforman las letras al punto de que con frecuencia los certificados son rechazados por funcionarios de otras instituciones, aunque ellos mismos rellenan modelos con errores por el estilo. Lo más grave es que no son los perpetradores quienes pagan por cada error, sino el propio afectado, el usuario, que tiene que volver a pasar por todo el infierno, incluyendo pagar sellos y hacer colas. 

Algunos opinan que si el oficinista responsable de rellenar erróneamente un certificado estuviera obligado a enmendar su falla y correr con los gastos, sin que se perjudicara el cliente, o si por ejemplo se les sancionara de alguna manera, los errores desaparecerían casi por completo.

Cartificado de matrimonio

Un amigo, cuyo padre murió hace poco, comenta que para gestionarle la pensión a la madre se dirigió al Registro Civil de su municipio. Pero la certificación de matrimonio de sus padres no estaba allí. Lo mandaron al Registro Civil provincial, donde tampoco aparecía. Después de varias idas y vueltas, le comunicaron que hacía algún tiempo se habían quemado algunos archivos y que quizás el documento que él buscaba se hallaba entre los destruidos por el fuego. 

Como sus padres estaban casados también por la Iglesia católica, acudió a esa institución y ese mismo día le extendieron una certificación escrita en computadora. Pero cuál no sería su sorpresa cuando no se la aceptaron en la oficina de Seguridad Social. La empleada que lo atendió le aconsejó buscar entre los vecinos algunos testigos de que sus padres vivían juntos. A la madre no le gustó nada quedar como concubina, pero no le quedó más remedio que aceptar o perdería la pensión. 

Cuando la mamá de Blas, otro amigo, se murió, este comenzó a legalizar la vivienda que ella le había dejado en herencia. A pesar de que su progenitora nació y vivió siempre en Diez de Octubre, Blas tuvo que hacer lo trámites en el Registro Civil de Arroyo Naranjo. Le daba miedo permanecer en el local por las malas condiciones en que se encontraba. Vio que las personas siempre esperaban en la calle, y así lo hizo él también hasta que le tocó el turno de hacer la solicitud. 

¿Computadoras?

Transcurridos los días de plazo, Blas regresó a recoger sus documentos, pero el local estaba cerrado. Esto le pasó una y otra vez, hasta que, cansado de perder días de trabajo, se le ocurrió preguntar en una cafetería cercana. Allí le dijeron que el Registro Civil estaba cerrado porque los techos del fondo se habían derrumbado, pero no sabían para dónde lo habían trasladado, y no aparecía un cartel que informara sobre esta situación. 

Un joven que hacía la cola para sacar la inscripción de nacimiento de su mamá, comentó: “El carnet de identidad en sí es una inscripción de nacimiento, tiene los mismos datos de una. Sin embargo, en Cuba nada más nos sirve para enseñárselo a la Policía”. 

Un anciano que hacía la cola por segunda vez, le dijo a una empleada: “Esto es un caos. Cuando te entregan los certificados la vista se te nubla con tantos garabatos, y cuando los llevas donde te los piden, no te los aceptan. ¿Por qué ustedes no escriben los datos a máquina?”, a lo que la aludida respondió: “Pero abuelo, las máquinas de escribir no se usan, y computadoras, no tenemos”.

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"Sólo la opresión debe temer al pleno ejercicio de las libertades"
José Martí