martes, 2 de abril de 2013

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Aruca no viajó a las calderas del infierno
Osmar Laffita Rojas (PD)

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Para el régimen cubano hay difuntos y “difuntos”. Si el fallecido formaba parte de la comunidad de exiliados ---en el caso de que se decida a dar a conocer una semblanza de su vida-, se aplica de manera rigurosa el doble rasero informativo, porque siempre hay hechos que el gobierno está interesado en que no sean conocidos o recordados por el pueblo. 
Esta burda manipulación ocurrió con el obituario incompleto de Francisco González Aruca, publicado por el periódico Granma, el pasado 12 de marzo. Seis días después de su entierro fue que el pueblo cubano pudo conocer del fallecimiento, a los 72 años, de González Aruca, en la ciudad de Denver, Colorado, Estados Unidos, donde residía. 
En dicha información, se hace un resumen de las actividades del difunto durante los años que vivió en Washington, en los que desarrolló fuertes vínculos políticos y comerciales con el régimen de La Habana. 
Aruca fue integrante del equipo editor de la desaparecida revista Areito, que propugnaba el acercamiento con el gobierno cubano. A finales de los años 70, fundó la compañía Mar Azul, de vuelos charter a Cuba. A mediados de la década de los 80, se trasladó a Miami para atender directamente sus negocios. A inicios de los años 90, fundó la emisora Radio Progreso Alternativa.
En la nota de Granma se destaca que el extinto fue un fuerte crítico “de la política hostil y terrorista de la mafia anticubana y se pronunció contra el bloqueo y otras medidas políticas y económicas dispuestas por los gobiernos norteamericanos”. La información de Granma omitió que Aruca se había fugado de la prisión de La Cabaña, a principios de la década del 60, cuando cumplía una condena de 30 años, por conspirar contra el régimen en un grupo católico clandestino.
Aruca se refugió en la embajada de Brasil en La Habana, en la que permaneció 18 meses, hasta que recibió el salvoconducto para abandonar el país. La esposa del embajador brasileño gestionó su salida con el entonces comandante Raúl Castro.
Aruca llegó a Miami poco antes de la Crisis de los Misiles. A finales de los 70, formó parte de los grupos que defendían el acercamiento a Cuba. Fue uno de los exiliados que en 1978 vinieron a La Habana y participaron en el primer diálogo con el gobierno de la isla.
La mayoría de los cubanos exiliados son víctimas de los desproporcionados ataques del régimen de La Habana, en los que priman las descalificaciones, las exclusiones y las injurias. Los integrantes de las diversas organizaciones del exilio son tildados de traidores y vendepatrias. A algunos miembros de esas organizaciones que han fallecido recientemente, la prensa oficial los ha demonizado o sumergido en  el olvido.
Pero en el caso de Aruca fue totalmente distinto. Tal parece que la dictadura tiene arrendada una parte del reino de los cielos, adonde envía para su descanso eterno a aquellos que durante su permanencia en el exilio estuvieron a su servicio.
Tal vez por eso Aruca fue presentado como un cubano totalmente impoluto, que merece respeto y reconocimiento. A los otros, los que nunca se prestaron a su despreciable juego, las autoridades los envían directamente a las calderas del infierno, para que nadie se acuerde más de ellos.
ramsetgandhi@yahoo.com 




Ruleta rusa, sin decir que es rusa
Camilo Ernesto Olivera

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -El comentario general en las calles de La Habana, durante los últimos días del pasado año, fue aproximadamente este: 
"El 2012 se fue en blanco y el 2013 viene caliente". 
Hay expectativa y miedo con respecto al futuro inmediato, ese que implica directamente a las esperanzas y el bolsillo del cubano de a pie. 
El Estado se está declarando en quiebra de un modo gradual pero obvio. Cada reforma visibiliza un renglón de su abultado e histórico libro de ineptitudes. Mientras tanto, la transición mental continúa su avance en el inconsciente colectivo, como lógica premisa para la transición
política. 
La ley del mercado se convierte en la más eficaz herramienta para el gradual desmontaje de medio siglo de castrismo. Se acabó la diversión, llego la guadaña y mandó a parar. La mayoría de los "históricos" la están viendo venir, fría, impersonal e inevitable en las manos de su muerte política. Para un régimen totalitario marchar hacia la apertura económica es como plantar en su cabeza un revólver y jugar a la ruleta rusa, sin decir que es rusa. 
Pero hay pocas opciones y también poco tiempo. Siempre cabe la posibilidad de que la bala delante del percutor sea de salva. Si alguien todavía no se enteró de que "Papá Estado" le quitó la escalera y lo dejó agarrado de la brocha, que por su bien despierte y trate de amortiguar la caída. 
Al pie de nuestro árbol de los deseos, los cubanos sumamos anhelos y temores. Cada cual formula uno o varios sueños de su cosecha personal. El que trabaja sin descanso buscando el sostén suyo y de su familia, ruega que no le falte salud y suerte mientras pide el respiro de un poco de prosperidad. 
El gerente pide que no le descubran el desfalco que sostiene su precaria bonanza. El jugador de la "bolita" sueña con lograr un "parlé" y así recuperar el dinero y el tiempo perdidos. La madre pide lo mejor para sus hijos. Una hermosa chica pide un "Yuma"(extranjero) que la saque de la pobreza y del país. El dueño de un pequeño negocio ruega que un rayo parta por la mitad al inspector que lo extorsiona. Un comunista reza por el regreso de la "época feliz", mientras busca algo servible en el basurero de su historia. Un "disponible" (cesante) siente el vértigo de la libertad, aunque todavía el grillete le aprisiona el tobillo. 
Todos hacen y esperan. Todos, cada cual a su manera y desde su pedacito, quieren otro país, porque este no es el que soñaron sus padres y tampoco es el que quieren para sus hijos. A medio camino entre el árbol de los deseos y el muro de las lamentaciones, transcurre la vida de la mayoría. 
El muro de las lamentaciones lleva la marca de los años transcurridos y las lágrimas por tantos muertos en nuestra historia de violencia y con tantos desaparecidos en el mar. En silencio, cada cual llega a su muro y lo raspa con una llave, marcando un surco tras otro, con la esperanza de atravesarlo y ver la luz. Nadie se atreve a golpearlo, porque tiene miedo de ser, a su vez, golpeado. Sabemos que el muro se tambalea, que está cada vez más decrépito, y que solamente lo sostienen nuestra desidia y nuestro miedo. Cada año, la deuda con nuestros deseos y anhelos es mayor, y también es mayor la probabilidad de que se derrumbe el muro. 
"A lo mejor para el año que viene se extingue el quebranto y la sonrisa dará luz a rostros que en sombras se tienen", suena la voz del sonero  Isaac Delgado en la distancia de hace casi veinte años. Ahora, los de entonces, ya no somos los mismos. Hay hambre de luz acumulada. Hay mentes, corazones y brazos dispuestos a crear riquezas. Pero crearlas no para alimentar la megalomanía "internacionalista" de un sátrapa demente, sino para legar un país mejor a los que están por nacer.



Violencia intrafamiliar, otra asignatura pendiente
Juan Antonio Madrazo Luna

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -El patriarcado, la homofobia, el racismo y la violencia intrafamiliar son algunos de los ejes de la violencia que, en la sociedad cubana, descansan sobre bases ideológicas.  
Aquí no existe ley alguna contra la violencia. Mientras el mundo dispone de programas de entrenamientos contra hombres envenenados, aquí el sistema educacional no cuenta con personal calificado para escuchar al otro, y el abuso de poder, por parte de muchos profesores, es una realidad. 
El personal de la Salud no está capacitado para brindar asistencia a víctimas de la violencia doméstica, ni para identificar diversas formas de la misma. Es notable la ausencia de asistencia especializada a víctimas y de medidas que regulen su protección. Los medios tampoco cuentan con una pedagogía audiovisual diseñada para desmontar el fenómeno.
Según comenta la ensayista Zaida Capote, aún la sociedad cubana no cuenta con un decreto legal que condene la violencia, y los medios de comunicación audiovisual no tienen conciencia sobre tal hecho, aunque de vez en cuando aparecen campañas en la televisión, pero por lo general esto ocurre cuando son pagadas por alguna ONG. No hay política de prevención para frenar la violencia. 
El machismo y la homofobia son comportamientos naturalizados y el silencio también es una forma brutal de violencia, particularmente el silencio que ignora, humilla y descalifica al otro desde el emplazamiento político. La Violencia de Estado es un conflicto que muchos ciudadanos asumen como algo legal en nombre de la soberanía y los intereses del pueblo. 
En nombre de esa violencia que ha sido convertida en una ecuación distinguida, se han reprimido los lazos afectivos, los amores disidentes y las sexualidades alternativas, se parametraron a muchos intelectuales y artistas por pensar diferente, y el acto de repudio fue incorporado como política normativa de contención ante lo diverso. 
La llamada violencia revolucionaria y la obsesión por controlar el ejercicio del pensamiento, son relaciones marcadas y construidas por el poder, que se cree superior. Aún recuerdo como en nombre de esa violencia revolucionaria, fueron humilladas las poetisas María Elena Cruz Varela y Carilda Oliver Labra; la primera, arrastrada por fundamentalistas que le hicieron tragar sus versos, la otra recibiría también una paliza, por lo cual ninguno de los miembros de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) asumió la protesta pública, como no lo hicieron  cuando el narrador Ángel Santiesteban fuera golpeado salvajemente por traspasar los límites normativos. 
También, la narrativa de la violencia de los años 60 y 70, calificada por el  ensayista Alberto Garrandés como un sendero corto y accidentado de la literatura en Cuba, se convirtió en un dispositivo para intentar desmontar y sustituir la edad de oro de la República, en las letras, por literatura de consignas.
En cuanto a la violencia intrafamiliar, existe una cultura de la no denuncia en cuanto a la misma. Es un conflicto que va ganando espacio en los últimos años, particularmente el maltrato infantil, en el cual el incesto ha asomado su sucia cara. No hay respuesta jurídica para los altos índices de violencia intrafamiliar que hoy se registran, son muchos los vacíos jurídicos que normalizan que no haya una legislación específica.
Hoy, las vidas de muchísimas mujeres están cruzadas por este mal, y desde fenómenos como la estética del reggaetón, la violencia se amplifica y es bienvenida. Ahí están las canciones de Patty White, Chocolate y Osmany García, coreadas por miles de jóvenes. 
Urge la movilización de la sociedad cubana para desmontar todos los ejercicios posibles de la violencia. Solo desde la ciudadanía está el compromiso de que no quede anclada como una asignatura pendiente más.
madrazoluna@gmail.com 



“Vamos a derrotar al dólar paralelo”
René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -El actual Encargado de la Presidencia de Venezuela pidió de manera pública este martes “que vayan presos los que están detrás del sabotaje económico a través del dólar paralelo”. De inmediato, la Fiscal General se sumó a la campaña: “Inicio una investigación por los hechos que usted está denunciando”, informó a Maduro, y agregó: “Vamos a derrotar al dólar paralelo”.
El inicio de esta cruzada, en plena campaña electoral, posee indudables visos propagandísticos. El venezolano de a pie ve cómo, en la vida real, los ingresos que recibe en bolívares pierden cada vez más su valor. Es por esto que Maduro se siente en el deber de anunciar medidas que, en su imaginación, servirán para arreglar ese desaguisado de cuya implantación son responsables él mismo y su difunto jefe Hugo Chávez.
Este asunto pone de manifiesto cómo el “socialismo del siglo XXI” se parece cada vez más a su homólogo de la centuria pasada. En este caso, se trata del uso sistemático de las instituciones del Derecho Penal para resolver los problemas que genera la misma ineficiencia del sistema. Por ejemplo, en la antigua Unión Soviética era delito emplear pan en la alimentación de ganado.
Por su parte, en Cuba, durante cierto tiempo, existió la figura delictiva de la “prestación deficiente de servicios”; es decir, que, en esencia, la solución propuesta al problema de  -digamos-  un cocinero que quemara una pizza, era meterlo preso. Algo parecido sucede ahora en la Venezuela chavista con el inmenso descontrol instaurado en la economía por el régimen bolivariano.
Maduro arremete contra “esta burguesía que no ama a la Patria”, contra la “oligarquía capitalista” y contra los creadores de lechuga.com, un sitio de internet que refleja las oscilaciones del valor verdadero que tiene el dólar estadounidense en las calles venezolanas. Es decir, atacando la vida misma, y defendiendo la entelequia artificial creada por su gobierno, con tasas de cambio irreales fijadas de forma arbitraria.
Mientras tanto, como otras medidas para solucionar la catástrofe creada por ellos mismos, el ex guagüero devaluó la cotización oficial de la moneda nacional, e ideó subastas de dólares, en las que podrán pujar los representantes de sectores escogidos de la economía.
Lo más irónico de toda esta situación es que la debacle tiene lugar en medio de una bonanza increíble en el país sudamericano, surgida de los altos precios que ha mantenido en el mercado mundial su principal rubro exportable: el petróleo. Las sumas fabulosas de dólares que recibe el monopolio estatal PDVSA parecen convertirse en sal y agua en medio del alegre derroche de los chavistas y la corrupción increíble que permea al actual gobierno de la patria de Bolívar.
Los socialistas en general, y en particular los de Venezuela, no acaban de meterse en la cabeza que la economía de un país no puede funcionar en base a decretos ni órdenes militares; que la misión correcta de un gobierno es adoptar medidas que sirvan para encauzar y ordenar el libre juego de las fuerzas económicas. Que hay que respetar y alentar al empresariado.
Maduro, en su lucha desesperada por continuar en el poder, hace todo lo posible para ganar el favor popular durante la presente campaña electoral. Pero las políticas populistas mantenidas durante años, y el acoso sistemático contra el empresariado nacional le pasarán la cuenta más temprano que tarde.




20 años de trabajo = 3 bolsas de cemento
David Canela

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) –única compañía, gubernamental, que brinda servicios de telefonía fija–, acaba de anunciar que a partir del 1ro de abril “los equipos telefónicos que hayan sido instalados por ETECSA” pasarán a ser propiedad de los usuarios. Y a continuación, cuando uno espera un listado de los nuevos derechos y oportunidades, viene el jarrito de agua fría: “En consecuencia, desde ese momento, usted deberá asumir los gastos de reparaciones de dicho equipo en pesos cubanos (CUP), durante el tiempo que la empresa disponga de las partes y piezas” de los aparatos.
Este ligero “perfeccionamiento” es una nueva declaración del “arréglatelas como puedas, y cuando nosotros podamos”, o sea, cuando “el país tenga los recursos necesarios y disponibles para…” (bla bla bla). Aunque todo no es tan malo, ya que se puede tener un chance: “En el caso de que la empresa declare no reparable su equipo, usted tendrá el derecho de comprar, por única vez, un teléfono al precio de 60.00 pesos cubanos”. ¡Ay, qué felicidad! Por una vez, me puedo ahorrar unos “kilitos”. Seguro que próximamente anunciarán cuánto va a costar el segundo y el tercer teléfonos, cuando haya que sustituirlos.
Esa medida se pone en el contexto de una política de recortes a los subsidios, que tan metódicamente ha venido aplicando el gobierno de Raúl Castro. Por tanto, se especifica en la nota que “esta acción contribuye a la eliminación de gratuidades, aunque se mantienen subsidiados los precios en CUP asociados a la comercialización y reparación de los equipos telefónicos”. Y para más información, “llame al 118, servicio de Información Comercial”.
Desde que Raúl Castro asumiera oficialmente los máximos poderes del Estado, ha ido desembarazándose, poco a poco, de algunos lastres económicos ¬–como por ejemplo, de más de un millón de trabajadores improductivos, los cuales producían (¡oh, aporía socialista sobre la abundancia equitativa!) quién sabe qué cosa en las instituciones del Estado. Sin embargo, las medidas de liberalización de la economía siguen cayendo a cuenta gotas. Y de los derechos civiles, para qué hablar: lo más que se ha logrado es una hosca permisibilidad. Ahora, el último grito de las reformas es: “¡Salgan todos (los que puedan); pero regresen cargados de dinero! ¡Y no se olviden de enviar remesas!”. Aunque dejar que muchos disidentes viajen puede ser una forma de limpiar un prestigio político que ostentaba muy poca credibilidad a nivel internacional, y quizás, de rebote, hasta pueda traer nueva fuentes de inversión.
Vista a vuelo de pájaro, puede advertirse una tendencia “feudalista” en las políticas económicas actuales. El gobierno, soberano absoluto de las leyes y los recursos del Estado, y de los bienes inmuebles más valiosos, se dedica a cobrar gabelas sobre todos los productos que vende en las tiendas de divisa, y a alquilar algunos bienes raíces, con grandes tasas de renta. ¿Su interés mayor? Recaudar más dinero a través de los impuestos, y seguir manteniendo el control político.
Los productos subsidiados de la libreta de abastecimientos han ido menguando, aunque no han desaparecido totalmente, ya que sería un trauma “psicológico” para la sociedad cubana, y además económico para muchas familias pobres, sobre todo las de los ancianos que viven de su magra pensión. También se ha liberado la venta de los productos de la construcción; y así, tres bolsas de cemento pueden costar el equivalente a una jubilación de más veinte años de trabajo.
Los subsidios estatales se desmoronan, y muchos negocios particulares prosperan. Aunque lo peor es no saber si mañana el capital que se vaya acumulando en las arcas privadas será declarado “ilegal”, o “ilícito”. ¿Pero dónde están esas leyes, sino en los dedos de los gobernantes, que se mueven de acuerdo con su veleidosa conveniencia?
Lo más probable es que muchos productos y servicios sigan siendo “liberados”; pero mientras los bienes económicos sean más libres que los ciudadanos, seremos hojas sueltas en medio de los vientos políticos. Y mientras se liberen más los bienes y servicios, a fin de que los regule la ley de oferta y demanda, pero no así las fuerzas productivas endógenas –que serán estimuladas y retroalimentadas por la riqueza que genere su trabajo– la carestía de la vida no sólo irá en ascenso, sino que muchos cubanos, olvidados por el socialismo paternal, serán más pobres.