sábado, 17 de agosto de 2013

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El gusto enorme de joder al prójimo
José Hugo Fernández 

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org - Hace pocos días, el insufrible programa de televisión Mesa Redonda fue vehículo para que volvieran a incurrir en la vieja artimaña de virar la tortilla. Y nada menos que en cuanto al delicado asunto de Internet, incluyendo para el caso una graciosa “novedad”: la participación popular, a través de preguntas y opiniones. 
Justo en esta “apertura” para que el pueblo participara en el análisis del tema, radicó la treta manipuladora, ridícula, pero no mal recibida, dicho sea con justicia. 
Aunque la inmensa mayoría de los cubanos adultos jamás ha puesto sus ojos en una página de Internet; aunque no saben a derechas cómo funciona, y ni siquiera lo contemplan como un medio necesario para mejorar sus vidas, parece que no fueron pocos los que llamaron a la Mesa Redonda para desgranar sus inquietudes al respecto. Luego, al día siguiente, los titulares de prensa no tenían desperdicio: “Destacan uso social de Internet en Cuba”, “Internet entre todos”, “Optimizar el acceso cubano a Internet”, “La potenciación del uso social de Internet en Cuba es una muestra de voluntad política”… Calzados, además, por algún leader mañoso, del tipo: “Cuba hace malabares para compartir entre la mayor cantidad de personas el poco acceso que tiene a Internet”.
Resultaría aburrido repetir los datos que tan oportunamente han citado ya blogueros y periodistas independientes, así como representantes de la oposición interna, para ilustrar el crimen de leso derecho natural que perpetra el régimen al ejercer la más absoluta censura política sobre el acceso a Internet. Incluso, estaría de más a estas alturas insistir en el desbordado cinismo de eso a lo que llaman “el uso social de Internet en Cuba”, un proyecto que oficializa su grosero control totalitarista, mientras la progresía mundial aplaude.
Pero es que ahora ocurre, además, que no sólo el criminal se promociona públicamente como un benefactor de sus damnificados, sino que incluso se vale de ellos para dar visto bueno al crimen. Pues, si bien algunos presuntos representantes del público formularon al inicio preguntas incómodas, pongamos, ¿por qué no mejoró el acceso público a Internet, o al menos la habitual lentitud, después de instalado el nuevo cable de fibra óptica?, éstas sólo sirvieron como pala para que los funcionarios del régimen dieran el tiro de gracia a toda esperanza, al declarar que no habrá mejoras técnicas mientras existan en el país los actuales problemas financieros, lo que equivale a decir: nunca. 
Se supone que después de tal afirmación, ya no habría nada más que hablar sobre el asunto, así que en vez de dedicarle dos soporíferas horas de programación, todo se hubiera podido resumir en una nota informativa de tres líneas. 
Pero no, aquel chorro de agua fría no era sino la condicionante para entrar en materia, virando la tortilla hacia el revolucionario aporte que está haciendo el régimen mediante la potenciación del uso social de Internet. Y entonces he aquí que el respetable público no sólo cayó gustoso en la trampa, olvidando ipso facto el sueño de acceder a Internet libre e individualmente, sino que le hizo coro a los manipuladores, proponiendo y opinando sobre ese engendro dictatorial al que llaman Intranet, y, lo que es peor, denunciando a quienes pretenden burlar la férrea censura política y utilizan para ello los medios del Estado.  
Desde los administradores de redes que, según algunos televidentes, alquilan por la izquierda las conexiones de ministerios y otras instancias estatales, hasta los ágiles de mente que están construyendo sus propias redes en los edificios, a partir de una sola conexión legal. Desde quienes pierden su tiempo en los videojuegos, malversando –dicen- los medios que el filantrópico régimen pone a su disposición gratuitamente, hasta los que se dedican al robo furtivo de accesos. Todos fueron denunciados por vox pópuli, para plena satisfacción de los manipuladores. O no todos, sino casi, puesto que nadie dijo ni media palabra sobre los mandamases, su parentela y sus protegidos, que hacen uso insolente de los más sofisticados adelantos y ventajas de Internet, a nivel mundial. 
Los caciques de Cuba continúan haciendo valer, aún con una cierta eficacia, algo que siempre destacó entre sus principales tácticas para el dominio público: descargar las culpas propias en un chivo expiatorio. Y por insólito que parezca, siguen contando con la ayuda del pueblo, persuadidos tal vez de que a quienes nacieron y crecieron dentro de la revolución, sólo hay una cosa que les gusta más que ser beneficiados, y es que se les dé la oportunidad de perjudicar al prójimo, especialmente cuando éste no es un poderoso sino otro apaleado como ellos. 
Todavía hoy, esclerosis mediante, sorprende la desfachatez con que se lanzan a la manipulación no ya de la prensa extranjera (que suele entrar con gusto en su juego), no ya de sus cómplices internacionales (que forman parte consustancial del manipuleo), sino de la pobre gente que en Cuba deviene víctima por partida doble: al sufrir sus desmadres y al comprobar que éstos no tienen remedio, pues los causantes ni siquiera están dispuestos a reconocerlos como suyos.    
Cierto consumado pensador explicó alguna vez que la mentira política consiste en el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables con un buen fin. Lo que nadie podría explicar es mediante qué diabólico procedimiento el pueblo puede llegar a asumir las falsedades de los políticos sin que necesariamente les reporten un buen fin, sino apenas con la expectativa de un mal fin para sus semejantes. 
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Gómez era un genio militar, no un político
Miriam Celaya 

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Varias semanas atrás, Cubanet publicó un artículo (“Los cubanos no quieren la libertad”, Fernando Núñez, 1ro. de julio de 2013), un sugerente título que, no obstante, entraña varias inexactitudes históricas y una peculiar interpretación de los hechos en los que pretende apoyar su tesis. 
La primera debilidad del texto de referencia es precisamente la indefinición del término “libertad”, supuesto plato fuerte del autor. Por mi parte, como herramienta para este análisis, sentaré algunos presupuestos generales de lo que asumo como “libertad”, principio del cual el Hombre es centro y esencia. 
La libertad es la conjunción de determinados valores y la garantía del derecho de su ejercicio. No existe un concepto único e inmutable de “libertad” sino que ésta asume definiciones relativas, en dependencia de factores de índole histórica, social, geográfica y cultural, entre otras. No obstante, existen elementos básicos consustanciales a toda definición de “libertad”, como por ejemplo la dignidad, la responsabilidad, la conciencia, la ética, la expresión del pensamiento, la voluntad, la búsqueda de la verdad, el bien común. La libertad es, en su definición más simple y resumida, la condición primera de todos los derechos humanos.
Una vez establecido esto, tratemos de entender en qué basa Núñez su idea de que los cubanos no queremos la libertad, a partir de algunos hitos seleccionados para el análisis. 
En el párrafo 2 de su artículo, plantea que “El largo fracaso de las naciones independizadas de España, observado por los intelectuales decimonónicos, (…), se debe a la falta de visión y a la incultura política de aquellos líderes que, alzados también en nombre de la libertad, sólo trajeron pobreza y atraso para sus países”.
Desde la perspectiva de hoy, tal observación quizás sería relativamente válida. Sin embargo, la independencia por parte de los países de Hispanoamérica significó un importante avance en su tiempo, toda vez que la Metrópoli constituía un freno para el nacimiento y desarrollo de cualquier proyecto de nación. Si existieron intereses materiales y espirituales que entraron en contradicción con el ideal libertario de independencia retrasando y lastrando hasta hoy a nuestras naciones, o si existía entre algunos líderes una incultura política, ello no niega en ningún sentido que la libertad e independencia logradas por las acciones de “aquellos líderes” fueron los pilares fundacionales de esas naciones.
Los cubanos también se alzaron en armas contra España, no para alcanzar una libertad abstracta, sino vinculada a sus intereses, fuerza motriz de todos los fenómenos sociales. Eso explica que los alzamientos de 1868 se produjeron en el Oriente del país y no en el Occidente, ya que entre ambas regiones existían intereses diferentes. Los de Oriente, con menos poder económico y al borde de la ruina, no estaban en condiciones de subsistir sin una reforma. Así, el fracaso de las gestiones para promover dichas reformas en las Cortes constituyó el catalizador para el inicio de la guerra por esa región, animada por los independentistas. Tanto para ellos como para los reformistas, la libertad estaba supeditada a la economía, pero muchos de esos líderes estaban influidos por las ideas más modernas de la época, en particular, las surgidas de las  revoluciones norteamericana y francesa, lo que descarta la idea de una incultura política absoluta.
Españoles de Cuba y un dominicano cubano
En el párrafo 4 se lee: “Los españoles de Cuba comenzaron el camino de la independencia solicitando no ya la libertad, sino la anexión a los Estados Unidos”.
Asumiendo que lo que Núñez denomina españoles de Cuba sean los criollos ricos de mediados del siglo XVIII, habría que recordarle que ellos no comenzaron exactamente “el camino de la independencia”. Cuando más se podría sugerir que portaban los gérmenes de un proceso que, en su desarrollo, acabaría conduciendo a la independencia. Los españoles de Cuba, o para ser más precisos, los españoles de La Habana, conformaron una oligarquía criolla con intereses diferentes a los peninsulares pero no desvinculados de España. Su primera aspiración, por tanto, no podía ser la libertad ni la independencia, ni mucho menos la anexión a Estados Unidos, sino la equiparación de sus derechos a los de los españoles peninsulares. 
El anexionismo cobró fuerzas después, en pleno siglo XIX, particularmente entre 1840 y 1855, cuando esta corriente política predominó en Cuba. Su  fundamento principal se sostenía en el interés de la burguesía cubana por preservar la esclavitud y en menor medida el deseo de ganar para Cuba las libertades democráticas, pero tuvo también otras tendencias. Por ejemplo, su máximo ideólogo en Cuba fue Gaspar  Betancourt Cisneros (El Lugareño), quien aspiraba a una libertad basada en la abolición de la esclavitud, la distribución de las grandes extensiones de tierra en pequeñas propiedades y el desarrollo técnico y educacional del país. Para ello consideraba que entre los modelos de España y Estados Unidos, el segundo era el mejor y por tanto prefería la anexión a ese país antes que la subordinación a España. 
Los hombres de 1868, algunos de los cuales estuvieron influidos por el anexionismo que predominó anteriormente y miraban con buenos ojos el modelo norteamericano –el más desarrollado y democrático desde aquella época–, ya tenían un ideario independentista.
En fin, que los españoles de Cuba ni comenzaron por la anexión el camino de la independencia ni la plasmaron en ninguno de los documentos programáticos que van del programa de Céspedes a la Carta de Martí a Manuel Mercado, pasando por las constituciones mambisas de Guáimaro, Jimaguayú y la Yaya, así como por los Estatutos del Partido Revolucionario Cubano (PRC) y el Manifiesto de Montecristi; en todos los cuales resalta el ideario nacionalista y libertario.
Sin ofrecer mayores datos, Núñez señala que a la muerte de Martí, el PRC quedó “en manos de fuerzas e intereses pronorteamericanos” que nunca habían pensado en la construcción de una nación soberana; criterio que pretende fundamentar en el párrafo 7: “Prueba de ello es que entregaron las riendas del Ejército Libertador a un extranjero, que, con la muerte de Maceo, se convirtió en un actor político de primer orden, sin contrapeso posible. Un señor que, ignorando los deseos de la Asamblea Constituyente (que lo destituyó), y negociando directamente con los Estados Unidos la desmovilización del Ejército Libertador, contribuyó muchísimo a la aprobación de la Enmienda Platt, que sancionaría de manera oficial el protectorado Norteamericano sobre Cuba (…)”.
Y aquí sí tengo muchas objeciones que hacer a Núñez, en primer lugar porque los cubanos no entregaron las riendas del Ejército Libertador “a un extranjero”, sino que ese dominicano, por sus acciones respecto a Cuba, adquirió todos los derechos entre los mejores cubanos. En segundo lugar, Máximo Gómez no fue destituido por la Asamblea Constituyente, pues la del Cerro no ejerció esa función; ni tampoco negoció directamente con Estados Unidos la desmovilización del Ejército Libertador. 
Veamos:  
Poco después del alzamiento de Céspedes en 1868, Máximo Gómez, con  conocimientos militares y ya radicado en Cuba, se unió a la insurrección. Después de las primeras derrotas mambisas recibió la misión de detener una columna enemiga de 700 hombres y 2 piezas de artillería, que marchaba de Santiago de Cuba hacia Bayamo. Escenificó entonces la primera carga al machete, que le ocasionó a las fuerzas españolas más de 200 muertos y la obligó a retroceder. Así salvó a Bayamo y con Bayamo a la naciente revolución, de modo que si Yara inició la guerra, la acción de Pinos de Baire, bajo el mando de Gómez, garantizó su continuidad. 
A esa primera hazaña se unieron después la invasión a Guantánamo en 1871,  según el historiador Fernando Figueredo, el lauro más notable alcanzado hasta entonces por ningún jefe cubano; la batalla de Palo Seco, que el también historiador Miró Argenter calificó como la función más sonada de la caballería insurrecta. A la muerte de Ignacio Agramonte, Gómez fue designado a Camagüey e hizo la Invasión a las Villas, a fin de llevar la guerra y la tea incendiaria hasta Occidente para destruir la economía española y obligar a replegar su ejército por todo el país. 
En 1895 se incorporó a la nueva guerra y, tras firmar junto a Martí el Manifiesto de Montecristi en su condición de Jefe del Ejército Libertador, regresó a Cuba y llevó la guerra hasta Pinar del Río. Protagonizó entonces otra de sus proezas estratégicas: las contramarchas, que tanto confundieron al enemigo. En 41 encuentros Máximo Gómez enfrentó 40 mil soldados españoles, con sólo 4 mil bajo su mando, ocasionándole al enemigo más de 25 mil muertos y heridos, contra solo 28 muertos y 80 heridos de su parte. Por su genialidad militar fue bautizado como el “Napoleón de las Guerrillas”. No hubo, pues, tal entrega de las riendas del poder “a un extranjero”, sino que las ganó como un valiente y patriota cubano. 
Tampoco Gómez fue destituido por la Asamblea Constituyente. Lo ocurrido, en síntesis, fue lo siguiente: Mientras se negociaba el Tratado de París al terminar la guerra, el Ejército Libertador permanecía en los campamentos. En ese contexto ya no había soberanía de España sobre Cuba, pero el Consejo de Gobierno, elegido en la Asamblea de la Yaya  tampoco fue reconocido por Estados Unidos, por tanto, no pudo asumir el poder en un país ocupado por las fuerzas militares estadounidenses. En tales circunstancias el abastecimiento al Ejército Libertador era un serio problema, para cuya solución, entre otros, se reunió la Asamblea de Santa Cruz el 24 de octubre de 1898. Los mambises esperaban que dicha Asamblea, dotada de máximos poderes, lograra lo que no pudo el Consejo de Gobierno: el reconocimiento por Washington. Con ese fin, 44 delegados se constituyeron en Asamblea representante de Cuba Libre, de la cual Máximo Gómez no formaba parte.
Aunque con la Resolución Conjunta del 19 de abril Estados Unidos se había comprometido ante el mundo a ocupar provisionalmente a Cuba y luego entregarla a un gobierno cubano, el trato dado al Ejército Libertador sugería un peligro potencial. El reto de la Asamblea era tratar de forzar al gobierno norteño a cumplir lo acordado, de manera que prefirió disolver el Ejército Libertador y respaldó una proposición de Juan Gualberto Gómez, dirigida a que Washington reconociera la Asamblea como representante legítima. Con ese fin salió una Comisión hacia Estados Unidos con la intención de conseguir un préstamo para licenciar al Ejército y devolverlo “después de la independencia”; por tanto, para que el gobierno de Estados Unidos pudiese cobrarlo tendrían que reconocer la independencia de Cuba. Pero el presidente McKinley no mordió el anzuelo y argumentó que la Constitución impedía hacer tal préstamo. En cambio, estaba dispuesto a ofrecer un donativo de 3 millones. La Comisión tampoco
mordió el anzuelo estadounidense y rechazó esta
oferta.
Desde su campamento, el 29 de diciembre de 1898, Gómez, también partidario del licenciamiento, proclamó que Cuba no es libre ni independiente todavía, y solicitó a la Comisión Ejecutiva de la Asamblea  adoptar una Constitución para la República de Cuba, lo cual imprimiría legitimidad y fuerza a la independencia. Inmediatamente, conociendo el prestigio de Gómez, el gobierno norteamericano utilizó la diplomacia, y para calmar al veterano guerrero enviaron a Mr. Robert Porter, amigo personal de McKinley, a visitarlo. En la reunión, celebrada en Remedios, Poster tranquilizó a Gómez y logró indisponerlo con la Asamblea. Gómez, sin comprender la jugada, se convirtió en un aliado de Estados Unidos contra la Asamblea, la cual ya había perdido cohesión con la muerte de Calixto García. 
El garrotero C.M. Coen
Fue entonces que apareció en escena  el banquero norteamericano C.M. Coen, quien ofreció un préstamo de 12.4  millones (para devolver 20 millones en un plazo de 30 años, a un 5% de interés anual). La Asamblea estimó que esa solución conducía a los mismos objetivos del préstamo antes solicitado. Entonces ocurrió el desacato de Gómez a la Asamblea, quien, desde su honestidad e ingenuidad política, planteaba que no tenía sentido tal  préstamo si se había propuesto por Estados Unidos un donativo de 3 millones. 
El 9 de marzo de 1899 la Asamblea acordó aceptar la oferta de Coen y pidió a Gómez no expresarse contra el préstamo, lo que desencadenó el enfrentamiento que condujo a la destitución de éste. Gómez respondió con un manifiesto público que lanzó al pueblo contra la Asamblea. Pero en realidad Gómez nunca negoció directamente con Estados Unidos la desmovilización del Ejército Libertador, sino que fue utilizado por el gobierno de ese país para el enfrentamiento con la Asamblea.
En realidad, el Generalísimo no comprendía la política ni tenía talento para ella. Sencillamente, después de la muerte de Martí y de Maceo, los acontecimientos lo llevaron a ocupar una posición para la cual no estaba preparado. Era un genio militar, no un político. Pero la forma simplista en que Núñez plantea los hechos, además de falsearlos, tampoco refuerza su tesis acerca de que los “cubanos no quieren la libertad”.
Más adelante, en el párrafo 9 de su artículo, Núñez decide que “No se afianzó la democracia en Cuba por diversas razones, la primera de ellas, la comodidad, (al menor contratiempo se apelaba a la US Navy para poner orden), y la segunda, por idiosincrasia, pues aquellos que debían crear una patria soñada, descendientes de españoles al fin y al cabo, animaron el caudillismo y apelaron a la violencia política durante todo el siglo”.
Tampoco es exacto. La primera intervención, madre de todas las intervenciones e injerencias posteriores, no resultó de una apelación a la “US Navy” sino de la rivalidad de las potencias de la época. Ningún cubano la solicitó. Lo cierto es que ese acontecimiento, por la forma en que se produjo y por sus consecuencias, dañó la autoestima de los cubanos, un factor que no debe ignorarse en el análisis y que no puede tildarse de “comodidad”.
También el planteamiento de que “animaron el caudillismo y apelaron a la violencia política durante todo el siglo”, requiere una explicación. Es cierto que los cubanos no estamos exentos de virtudes y defectos derivados de nuestra herencia hispana, entre estos últimos el caudillismo. Sin embargo, Núñez olvida que todas las guerras son generadas y generadoras de violencia y los que tomaron las riendas del poder en la República no eran sino los militares del siglo anterior, que vivieron 30 años en guerras y en campamentos, y que la generación que los desplazó en la década del 30 del pasado siglo, emergió también de un contexto caracterizado por la violencia.
De hecho, todas las revoluciones sociales son violentas en mayor o menor medida, la norteamericana y la francesa incluidas. Las civilizaciones occidentales que conocemos y cuyos modelos admiramos también han emergido desde la violencia. Pero no es el caudillismo de herencia hispana el factor único de los lastres políticos que nos pesan, sino también el desconocimiento de nuestras propias capacidades, y en particular, de nuestra historia.
Precisamente por esa historia, ningún individuo o grupo porta en sí la autoridad política o moral suficientes para decidir que los cubanos no queremos la libertad. En todo caso, en aras de ella, quizás llegará el día en que podamos elegir entre independencia, anexión o autonomía. Desde hoy le aseguro a Núñez que esta cubana-española vota por la primera. 




Obreros de la nomenklatura
Lilianne Ruiz

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org.- Similar al tema de la película Minority Report, de Steven Spielberg, donde se encarcelaba a alguien por los delitos que aún no había cometido pero se suponía que podía llegar a cometer, el Código Penal cubano vigente dedica varios artículos al “estado peligroso y las medidas de seguridad”.
El índice de peligrosidad pre delictivo es algo que prácticamente no existe en el mundo. Se traduce en aplicar una medida coercitiva en el presente por algo que “iba a hacer” en el futuro. La población la llama “ley de peligrosidad”. Es común escuchar: “le aplicaron el peligro”. 
Vicente Rodríguez es un ex preso político que conoce esta ley por haberla padecido en carne propia.  Tanto hombre como mujer que va sancionado por la ley de peligrosidad, cuando llega a prisión, lo que va a estar dentro de las galeras son 21 días.  Al cabo de ese tiempo, te llevan para la 1580 u otros de los llamados “asentamientos” que tiene el Estado.
Según la narración de Rodríguez, en estos “asentamientos” los presos trabajan de lunes a domingo, construyéndoles los edificios a la gente del Ministerio (del Interior), u otros intereses del Estado. Y con un salario mínimo.  La prisión tiene estos campamentos que son para la “mínima”, para el “peligro”. El “peligro” (ley de peligrosidad) es “mínima de calle”. Como no es delito, tú vas a prisión con un trabajo. Como un trabajador preso.” 
Rodríguez comenta que dicha ley no es más que una justificación para encontrar fuerza de trabajo.  Si el prisionero muestra una buena disposición, es posible que una sanción de dos años resulte en libertad condicional al cabo de ocho meses, o que de cuatro años se cumplan solo dos.  Analizando el fenómeno, no parece conveniente que se queden vacíos los barracones. Si le dan la libertad  a 25, tienen que entrar 25. Para que hagan el trabajo, agrega Rodríguez.
Una buena parte de las edificaciones del país, después de 1959, las han hecho los presos. Alamar, Barlovento, construcciones en Guanabacoa, en el Cotorro, el hospital CIMEQ, asegura Rodríguez, que dice haber estado en esta última cuando fue recluido en Valle Grande en el año 1983. Son brigadas que ellos van sacando y le van dando estímulos, como pases para visitar a la familia cada 45 días. Si te esfuerzas en el tiempo que estás trabajando, te dan un pase de cinco días, no de tres. Los esclavos están aquí mismo.  
En un juicio por peligrosidad, la persona no tiene derecho a defenderse, tiene un abogado que es decorativo. Parece que el juicio estuviera ya hecho, que tú vas sancionado porque  “los factores” dicen que tienes que estar dos años privado de tu libertad.
Para eliminar la ley de peligrosidad del Código Penal, es necesario que el Estado respete los derechos humanos y en particular el derecho de toda persona a que se presuma su inocencia hasta que se demuestre lo contrario.
Vale aclarar que en el mundo existe el índice de peligrosidad post/ delictivo que consiste, por ejemplo, en que si una persona comete un delito y se prueba que es un enajenado mental, no puede cumplir una sanción pero es potencialmente peligroso; como ya cometió un delito se teme que siga vulnerando los bienes jurídicos de la sociedad. Entonces, se le aplica una medida, como el internamiento en un hospital.    
Escritor Ángel Santiesteban ha caído en la red
Recientemente, al escritor Ángel Santiesteban lo trasladaron de la cárcel 1580, donde cumplía una sanción de cinco años por supuesta violencia doméstica –que el artista niega- para uno de estos “asentamientos”.  Según lo antes expuesto, es muy probable que el autor del blog Los hijos que nadie quiso sea utilizado como constructor. 
A través de terceras personas, su bitácora continúa activa desde la cárcel, de manera que por él podría informarnos sobre estos campos de trabajos forzados que tanto recuerdan a las tristemente célebres Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), implementadas por el castrismo en sus primeros años.



Nuevamente chinos legítimos en La Habana
Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -No obstante haber arribado a Cuba desde mediados del siglo XIX, y después durante buena parte del siglo XX seguir siendo testigos los cubanos de la llegada de chinos a nuestro país, hace alrededor de cuatro décadas que casi no veíamos en nuestras calles a chinos auténticos, es decir, a chinos de China.
Y es que la presencia de chinos legítimos entre nosotros ha estado muy vinculada con el acontecer político-social de la isla. Antes de 1959, debido al ambiente de libertad y la bonanza económica que exhibía Cuba, muchas personas de otras nacionalidades-  especialmente españoles, chinos, caribeños y los llamados “polacos”-  llegaban a nuestras costas con el objetivo de establecer negocios y encauzar favorablemente sus vidas.
Sin embargo, con el advenimiento de la revolución castrista, Cuba dejó de ser un país de inmigrantes para transformarse en otro de donde la gente huye aceleradamente. En el caso particular de los chinos que habían venido en los años finales de la década del 50, desesperados por las locuras maoístas que culminarían en la política del Gran Salto, la decepción sufrida debe de haber sido muy grande al constatar que el comunismo se abatía también sobre esta isla caribeña.
De inmediato, los chinos más jóvenes y emprendedores, aquellos que habían establecido prósperos negocios a lo largo y ancho del país, o que contaban con una activa presencia en el Barrio Chino de La Habana  - uno de los más significativos de América Latina-, comenzaron a abandonar la isla, casi todos en dirección a Estados Unidos. Solo irían quedando los de mayor edad, algunos de ellos propietarios de puestos de frutas, tren de lavado o pequeños comercios. Unas propiedades que desaparecerían en 1968 arrasadas por la tristemente célebre Ofensiva Revolucionaria. 
Esos chinos que permanecieron en Cuba irían muriendo hacia los años 70, y comoquiera que no se produjeron nuevos arribos de asiáticos, La Habana y otras ciudades se fueron quedando paulatinamente sin chinos nacidos en esa lejana nación. Claro, siempre hemos contado con la presencia de los chino-cubanos, ese resultado de la mezcla que hoy constituyen una porción del ajiaco étnico que conforma la nación cubana.
Mas, en los últimos tiempos hemos apreciado en las calles habaneras a grupos de jóvenes que resaltan como chinos de China. Se trata de estudiantes de esa nación que están en Cuba para adiestrarse en el idioma español, como parte de un convenio entre los dos gobiernos. También, y como una muestra de la pujanza de la sociedad china a raíz de las reformas económicas de mercado,  no es extraño encontrar a turistas chinos visitando cotizados restaurantes y paladares, así como otros sitios de interés del casco histórico habanero.
Por supuesto que estos chinos no van a dejar entre nosotros la misma huella que sus predecesores. Estudiantes y turistas son conscientes de que su estancia en Cuba es temporal, y aunque muchos ya hablan español, no conversan ni se relacionan mucho con los cubanos. De todas formas, resulta gratificante recibir a los de una nación que siempre ha estado ligada a nuestra historia. 




La propiedad socialista es de los generales
David Canela

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Una vendedora de dulces del parque de 29 y 44, en el municipio Playa, dice estar preocupada por el jefe de sector, que puede llegar en cualquier momento de la noche –como ha hecho otras veces–, para expulsarla de su rincón, y hasta para decomisarle los dulces. Indignada, declara que los policías no les hacen nada a los que roban y matan. En cambio, a los que venden yogurt, queso, aguacates, los agreden como arañas “pelúas”, y al final, es para robarles todo lo que incautan. 
Una joven vendedora de yogurt natural, que vive en el mismo reparto habanero, expresa que en un punto de control policial que hay entre Bauta y Caimito (provincia de Artemisa), los agentes requisan a todo el que pasa, y les bajan del transporte en que viajan hasta por llevar tres pomos de yogurt. Tienen potestad para incautar lo que estimen sospechoso de ser un tráfico de mercancías. Aunque la joven ha solicitado una licencia (en esta época de nuevos permisos al comercio minorista) no le permiten obtenerla, al igual que a los demás cuentapropistas, con el pretexto de que esos productos son deficitarios, y se necesitan en las escuelas y los hospitales.
Por su diseño totalitario, que traza toda la política económica a partir de intereses monopolizadores, el Estado cubano pudo haber escogido esta pobre manera para enfrentar la competencia de particulares, pues en las tiendas recaudadoras de divisas se venden los potes de yogurt, elaborados en las industrias de LABIOFAM, a más de 4 CUC, y a más de 5 el kilogramo de leche en polvo.
La persecución al comercio no-estatal de carne de res resulta proverbial (mucho más que las del pescado y langosta), ya que esa carne no abunda en las shoppings. Aquí se nota un círculo vicioso en decadencia: una de las justificaciones es que está prohibido el sacrificio de ganado vacuno, porque no hay suficiente cantidad de reses. Entonces, al no existir una industria nacional, y no poder los campesinos prosperar en ese renglón económico, van decreciendo las poblaciones vacunas. Pero el “ahorro” de vacas no trae per se un aumento de la densidad ganadera, sino la rentabilidad económica, que además de fomentar el sector, lo diversifica. 
¿Alguien cree realmente que unos vendedores que traigan del campo unas pocas libras de queso o de carne de res, van a constituir una competencia sustancial para el Estado, o para los campesinos que venden sus camiones llenos de productos en el “Mercado de Abastos” de Marianao –para que luego sean trasladados a “El Trigal” de Boyeros, bajo la supervisión del Ejército? Es como si la Coca-Cola temiese la competencia de una cafetería que vende refresco de pipa.

El otro problema son los derechos económicos de las personas naturales, tanto productores como distribuidores. Un campesino, después de cumplir sus “contratos con el Estado”, no puede vender libremente el excedente de su producción, pues si la compra que le hacen los comerciantes privados es “ilegal”, se supone que la acción de venta del campesino también lo sea. 
Al forzar a los campesinos a hacer contratos fijos, a modo de estanco, sobre una parte de su producción, el Estado les está menguando sus ganancias naturales, que no son muchas, y al cobrarles impuestos de licencia a los vendedores particulares (intermediarios), afecta también los ingresos de éstos. O sea, que si se lleva una “tajada” en cada uno de los segmentos del proceso económico (producción, distribución, y consumo), ¿no es suficiente, e incluso excesiva, su recaudación de impuestos? 
Debe recordarse que todos los productos que se venden en las tiendas de divisa son gravados con un impuesto de más del 200 %, sobre la base del precio de compra en el mercado internacional. Y las mercancías de las industrias nacionales deben tener un impuesto aún mayor (estimando su valor real), ya que casi todas se venden a precios similares, como si fueran productos de importación.
En cuanto a los derechos de propiedad, si ya los cubanos pueden ser dueños de automóviles, cafeterías y restaurantes, ¿por qué no pueden ser dueños de un hato de vacas, con toda su carne, su leche, y su queso? ¿O es que la supuesta propiedad estatal, socialista y colectiva, es realmente propiedad de los generales?


NOTICIAS

Denuncian maltratos 45 reclusos enfermos de SIDA  

LA HABANA, Cuba, 15 de agosto de 2013, Julio César Álvarez/ www.cubanet.org.- Cuarenta y cinco reclusos de la prisión para enfermos de SIDA  de San José de las Lajas firmaron una carta de denuncia contra autoridades del penal y contra las deplorables condiciones de vida que aún persisten en dicha cárcel, incluso después de que fuera inspeccionada por la Dirección de Cárceles y Prisiones en el mes de julio.
La misiva, redactada a nombre de los 45 por los reclusos Yohandry Rodríguez Rodríguez, Alaín Castillo Rodríguez, y Héctor Jesús Columbié, y enviada a “quien pueda ayudarnos” a través de la madre de uno de ellos, denuncia la pésima atención médica a los enfermos, la mala alimentación, el deterioro de la instalación, y el maltrato de los carceleros a los reclusos como los problemas más graves sin resolver.
La atención médica
“Yo llevo aproximadamente 10 meses recluido, y hasta la fecha no me han hecho los CD4, análisis fundamental en los enfermos del SIDA. Me he quejado varias veces al doctor del destacamento y no hace nada. Estoy muy atemorizado, porque en una semana ha habido cuatro muertos debido a la mala atención médica que existe en este horrible lugar”, se quejaba Héctor Jesús Columbié.
“Los médicos que trabajan en la prisión no están capacitados para tratar con pacientes de nuestra condición. Son recién graduados que cumplen el servicio social, sin experiencia alguna y mucho menos con pacientes de VIH. Hay falta de medicamentos, y cuando llegan se retrasan en llegar el paciente”.
“Aquí convivimos con enfermos de hepatitis, sarna, sífilis, gonorrea, infecciones respiratorias, tuberculosis, y otras contagiosas. A nadie le importa eso. Cuando estás muy afectado simplemente te envían al puesto médico, donde no recibes ninguna atención y cuando te complicas te trasladan al Hospital Nacional de Reclusos. Puedes morirte allí o en un hospital de la calle, como le sucedió a los difuntos Yasmany Martín, Yasdany González González, Rodolfo Ardín Calzado, Bárbaro Márquez Casanova y Alejandro Corrales Suárez, todos con enfermedades tratables y no fatales de haberlas atendido a tiempo”.
“Otros reclusos cuyas vidas corren peligro por estas negligencias son: Carlos Mauricio Escalona, Pedro Darién Farrada Pavón, Mario Sergio Mora Arocha, Dayron Peña González, Bizmar Olivera Fonseca, Yoel Carmenate y Yoel Rivas González”.
Maltrato de los carceleros

Refieren los reclusos que los carceleros “son homofóbicos, despectivos, nos repudian. Y los responsables de que esto sea así son el jefe de la prisión, Jorge Luis Castillo Castillo , Eloides Bayán Tamayo, y el segundo jefe de la unidad”.

El Jefe de orden interior, conocido por Vallán, era jefe en una prisión de máxima seguridad. Fue enviado a la prisión del SIDA de San José para “arreglarla”, que en términos carcelarios significa imponer la disciplina militar a toda costa.
“Como una de sus primeras medidas ha hecho traslados internos de reclusos en todo el penal, lo que ha traído como consecuencia que hayan puesto en un mismo sitio a dos reclusos enemistados, cosa esta que ha generado situaciones de violencia”.
Denuncian los reclusos que ante quejas sobre esta situación el jefe de la prisión, Castillo, ha manifestado que “pues que se maten, porque no voy a cambiar a nadie para otro destacamento. Lo voy a mandar para la celda de castigo y después ordenarle un traslado por mala conducta”.
Los ventiladores que tenían para atenuar el calor les fueron retirados, y decretaron la prohibición de apagar las luces de las celdas por la noche. Esto hace que se vean obligados a dormir toda la noche con dos bombillos de 110 w encendidos, un método de tortura muy utilizado en centros de interrogatorios, como Villa Marista, la sede del Departamento de Seguridad del Estado cubana.
Estado de deterioro de la prisión
En la carta los reclusos también se quejan del estado de deterioro de las instalaciones: “los techos se filtran, el cableado de la electricidad en pésimas condiciones, sin cajas, ni conexiones, por lo que se hace difícil calentar el agua para el aseo personal”.
“Celdas colectivas húmedas sin la ventilación adecuada. El agua se pone para todo el penal una o dos veces al día durante 20 minutos. Hay hacinamiento en las celdas colectivas, reclusos durmiendo en el piso”.
El alimento
“Es comprensible que no podemos pedir lo que queramos como si estuviéramos en casa, pero somos pacientes. La comida llega fría, es una cucharada de picadillo ácido, o picadillo de pescado con espinas. En varias ocasiones se han encontrado heces de ratones en el arroz, moscas en los caldos. Todo muy mal elaborado”.
Afirma la madre de uno de los reclusos que muchos internos no firmaron la carta por miedo a represalias. “En reiteradas ocasiones han recibido amenazas veladas de que no saquen más denuncias, que las autoridades de la prisión pueden resolverles el problema, pero la realidad es otra bien distinta”.



Agujas despuntadas y sin instrumentos para Rayos X

LA HABANA. Cuba, 15 de agosto de 2013, Dania Virgen García/ www.cubanet.org.- La Dama de Blanco Eralidis Frómeta Polanco, colaboradora de esta reportera, informó que el 13 de agosto, en el policlínico Hermanos Ruiz Aboy, perteneciente a San francisco de Paula, municipio de San Miguel del Padrón, La Habana, las agujas estaban despuntadas y no había instrumentos para las placas de Rayos X.
La Dama de Blanco se presentó en el policlínico de madrugada por una alergia que estaba incubando. La doctora que estaba de guardia le prescribió un medicamento en vena; al dirigirse a la enfermería, se percató de que todas las agujas para inyección estaban despuntadas. Tuvieron que pincharla cuatro veces.
Varios pacientes se quejaban, y el personal médicos y enfermeras manifestaban que fueran a reclamar a Fidel.
También refirió Frómeta Polanco que llegó una muchacha con su niña, con cuarenta de fiebre, procedente del Hospital Infantil La Balear, perteneciente al mismo municipio, ya que no tenían materiales para las placas. Al llegar al policlínico se encontró que tampoco tenían los materiales.
Pero en ninguno de los dos centros de salud le suministraron una ambulancia para trasladar a la niña a otro hospital.
Esta reportera es testigo de la situación en el hospital mencionado.
El día 12 tuve que ir al hospital con mi nieto que tenía asma, había más de 30 niños con catarros, fiebres y otros síntomas, solo estaban dos médicos de guardia y un enfermero, el cuarto de Rayos X estaba cerrado.
Este hospital se caracteriza por la deficiencia médica, la suciedad, la falta de higiene, la poca atención de los médicos, enfermeras y otros trabajadores. Las construcciones están deterioradas, las ventanas rotas, los baños sucios, la limpieza escasa y malos olores, la alimentación para los niños es pésima, y la de los acompañantes no existe.
dania.zuzy@gmail.com


Encuentran a anciana asesinada

LA HABANA, Cuba, 15 de agosto de 2013, Dania Virgen García/ www.cubanet.org.- El pasado domingo, un vecino del reparto Sevillano, en el municipio de 10 de Octubre, encontró asesinada en su casa a una señora de aproximadamente 80 años de edad, la doctora Portal, retirada, a quien le decían Teté, informó el presidente de la Comisión de Atención a Presos Políticos y Sus Familiares (CAPPF), Daniel Anselmo Gómez.
Aseguró la fuente que en la noche del día mencionado, en la calle La Gueruela, entre Joven y Avellaneda, donde residía la señora Teté, fue encontrada por un señor de avanzada edad, a quien le llamó la atención que la puerta del fondo de la casa estuviera abierta. Cuando entró, se encontró que la anciana estaba  encharcada en sangre, con varias puñaladas en el cuerpo.
La fallecida tenía dos hijas, una es la Chef de cocina Teresita, que trabaja para la TV oficialista en el Canal Habana, en el programa, Hola Habana, y la otra está casada con un alemán que reside en su país.
Según la policía, fue asesinada el día anterior, llevaba 36 horas muerta.
dania.zuzy@gmail.com



En las calles de La Habana: el diablo anda suelto  

Yoandry Acosta Torres, de veinticuatro años está grave en el Hospital Naval. Fue atacado por cinco individuos de Guanabo, población al este de La Habana donde vive. Yoandry labora como custodio en la fábrica Ceseta en Guanabo y reside cerca, en Campo Florido.
“Alrededor de las 11:30 PM del 30 de julio Yoandry acompañó al policlínico a Dáluam Cabrera, compañero de trabajo quien se cayó, sangraba y clavícula partida. En el centro asistencial presenta hipoglucemia y presión arterial baja. El médico recomienda beber refresco de cola. Yoandry va a comprarlo a un bar cerca. Regresó minutos después, pero no por sus pies. Inconsciente, gravemente herido víctima de una agresión a patadas, cuchillazos.
Al sacar el dinero del bolsillo se le cayó una moneda de diez centavos. Uno de los provocadores pone el pie encima. Yoandry quiso recogerla. Por respuesta ofensas, empujones. Controla a un atacante pero no puede contra todos, muy  violentos. Cae, recibe  patadas y heridas profundas. Los atacantes huyen. La policía los detiene”, cuenta Rigoberto Sobrado Ramos, de Campo Florido, amigo de Yoandry y Dáluam.
No hubo ofensa de Yoandry, tampoco vieja enemistad, rencilla, deudas, diferencias laborales. No se conocían. ¿Qué originó el ataque? ¡Nada! ¡Aparentemente nada!
Cuenta Horacio Marrero, residente en el barrio capitalino Puentes Grandes: “Dos delincuentes recientemente amarraron y asesinaron en su vivienda a un anciano de este barrio. Suponían      que tenía mucho dinero, que no pudieron encontrar porque el jubilado malvivía de su pobre pensión, completada con propinas de vecinos a quienes servía como mensajero”.
Frente a la gravedad, tipos de delitos, violencia, robos, ilegalidades, fraudes incluso académicos, el  gobierno se ha visto precisado a denunciar el extendido problema, eufemísticamente calificado de Indisciplinas Sociales.
Raúl Castro dijo ante la Asamblea Nacional el 7 de julio: “Graves grietas de carácter familiar y escolar en que la participación de padres y maestros contribuye a resquebrajar la educación de niños y adolescentes, pues el hogar y la escuela son las principales fuentes de formación del individuo en función de la sociedad […] No debemos restringirnos a debatir con toda crudeza la realidad si lo que nos motiva es el más firme propósito de rebasar el ambiente de indisciplina que se ha arraigado en nuestra sociedad y ocasiona daños morales y materiales nada despreciables”.
¿Grietas en el Paraíso?
Se creyó que Cuba era el Paraíso terrenal. A partir de 1959 se eliminaron casinos, máquinas de juego, lotería, vallas y peleas de gallos, casas de cita. La prensa exaltó a bisoños soldados matrimoniados con ex prostitutas.  Toda alusión de crónica roja fue suprimida. Detrás del Suceso, sección de la revista Bohemia y el programa radial La Guantanamera, que informaban y aleccionaban se eliminaron siguiendo el apotegma que contar crímenes era incitar a cometerlos.
Hechos de sangre y accidentes que aún la prensa oficialista, medio siglo después, generalmente oculta.
El nicho eliminado –ocultado- lo ocupó la violencia política. Lenguaje incendiario, insultante contra reales o supuestos enemigos. Aparecen los comités de vigilancia. Desenfrenados excesos contrarios a las buenas normas. Mal gusto al hablar, chabacano. Cultura de la mala palabra, del ron. Apabullada la Iglesia, silenciada. Politización de la Enseñanza. Tradiciones patrias eliminadas del calendario o trastrocadas. Deslave de las buenas costumbres. Declive de la educación.    Borrosas fronteras entre la violencia y la decencia, respeto al prójimo, edad, categoría social.
Los apáticos al régimen reciben los peores calificativos y persecución, que no cesan. Demeritar tildándolos de gusanos, lacayos del imperialismo, escoria social, vendepatria. Nación sajada.
¿Qué pasa?
¿Se mata por diez centavos? El clima de violencia, pesado vaho envuelve la isla. Como tempestad, con razón, sin ninguna razón, se forma en cualquier momento y lugar. Rayos impredecibles que nadie imagina dónde o sobre quien caerán.
La violencia acecha al comprar una coca cola, viajar en ómnibus, caminar por calles, campos, solazarse en parque, discoteca, fiesta pública, carnaval. En prisiones. Entre conductores de vehículos, vecinos, colegas de trabajo, escuela, becarios, niños, adolescentes, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos. Violencia intrafamiliar. Violación sexual, de domicilios, de la propiedad, de la privacidad ciudadana. Fraudes de todo tipo, cohecho a todos los niveles.
Si Yoandry se salva, ¿en qué condiciones físicas y mentales quedará? Cualquier cubano puede ser Yoandry o el anciano asesinado. La violencia no tiene rostro, campea por todas partes. El diablo anda suelto, dice el refrán. ¿Quién lo amarra?



El niño que nació preso

Yunieski Cardoso Calaña es padre de un niño que aún no tiene nombre. Su hijo nació en circunstancias que le impiden cobrar una identidad. La madre, Milene Bedoy Masía se embarazó en la prisión de mujeres La Sabana, ubicada a 9 Km de la ciudad de Cienfuegos. Por lo que el bebé, con pocos días de nacido, comparte forzosamente la experiencia de una cárcel.
Lo habitual en estos casos es que la madre reciba una licencia extrapenal por mínimo de un año para que transite la maternidad y el nacimiento. Pero la progenitora no ha podido gozar tal beneficio. Según su marido, Yunieski, la Teniente Coronel, al frente de la prisión, Dallana Marrero Cabello, no autoriza la licencia.
Pocos meses lleva en prisión Milene, y debe cumplir 9 años por un presunto delito de proxenetismo. Fueron las visitas conyugales las que permitieron quedara preñada. El nacimiento se adelantó. Se practicó la cesárea. Sin recobrarse de los dolores, fue regresada a la cárcel, 72 horas después de haber ingresado para parir.
Yunieski aun no ha podido ver a su hijo. La Teniente Coronel que comanda la prisión le ha dicho que ella tiene potestad sobre todo lo que respira tras las rejas, que existe un reglamento inviolable, que las visitas al pequeño las tendrá cuando  le corresponda visitar a la madre, eso si no comete alguna indisciplina.
El padre exige que se le deje ver el bebé cada vez que él decida, pues la criatura no está presa. Pero la oficial le replica que desde el momento que el niño entró al recinto carcelario está sujeto al reglamento. “El niño será tuyo, pero aquí la que manda soy yo, si no te conviene arranca con el niño y llévatelo”. Con cinco días de nacido, la militar sabe que eso es imposible.
La cunita en la enfermería de la penitenciaría es el pesebre donde Milene amamanta a su niño. Sabe que su crio está expuesto a la pésima higiene del lugar y a los peligros naturales del reclusorio, por eso casi ni duerme. Problemas con sus compañeras de encierro son los que sobran y teme que otra reclusa pueda emprenderla contra el bebé.
En el momento que escribo estas líneas, madre y niño habían sido regresados al hospital materno. Problemas con la presión arterial de la mujer sumada a la ausencia casi absoluta de leche en sus senos complican el panorama.
Inclemente Teniente Coronel, acaso tanto tiempo entre sancionados hace que pierda la sensibilidad. El niño tiene derechos que son sagrados, el primero de ellos la libertad. Darle la licencia que contempla el reglamento es lo correcto, negarla es un acto de crueldad.
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"Sólo la opresión debe temer al pleno ejercicio de las libertades"
José Martí