martes, 17 de diciembre de 2013

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El rostro del Che anda suelto por Chicago
Ernesto Santana

CHICAGO, Illinois, diciembre, www.cubanet.org -Ya sabemos que la mesiánica imagen de Che Guevara según Korda recorre el mundo igual que hacía el famoso fantasma del comunismo según Marx, aunque muchas personas solo saben a ciencia cierta que son cosas del pasado. De todas formas, no deja de ser curioso encontrarse con la cara del violento guerrillero en diferentes sitios de Chicago, lo mismo en un enorme muro público que en la pared de la casa de un hombre profundamente religioso y dedicado amorosamente a su comunidad. Y eso es normal cualquier día del año.
 
Por supuesto que en Estados Unidos hay gente que lucha para que algunas minorías o determinados individuos disfruten de los derechos humanos del mismo modo que el resto, pero, indudablemente, el hecho de que se cumplan sesenta y cinco años de la Declaración Universal de Derechos Humanos no es un motivo para hacer reivindicaciones masivas en este país. Para no ir más lejos, a nadie le impide la policía portar o gritar consignas contra el gobierno o contra el mismo presidente Obama, ni siquiera defender la imagen y el mito de hombres como Ernesto Guevara o Fidel Castro, enemigos jurados, conjurados internacionalmente y ¬—sobre todo— armados, contra Estados Unidos.

Y no es, en primer lugar, que el gobierno sea permisivo y vele por la vigencia de los derechos humanos. En primer lugar, se trata de una sociedad donde, más que la tolerancia, se practica el respeto por las opiniones ajenas, lo cual no impide que en algunos lugares pueda haber personas dispuestas a aplastar a otros por sus ideas.
 
Al menos en Chicago, lo que he encontrado en los más diversos ambientes es una convivencia muy natural de opiniones y actitudes, aun cuando en ciertas ocasiones puedan resultar un poco delirantes o, en el mejor de los casos, sumamente desvinculadas de la realidad. Por ejemplo, un día, en medio de un grupo de personas, estaba yo conversando con una cubana exiliada que había logrado salir del país hace casi veinte años, huyendo de una situación general insoportable, y que además no tenía intenciones de regresar allá, cuando nos interrumpió una conocida escritora, profesora y actriz española para felicitarme por mi valor de salir al mundo y expresarme su alegría por la nueva posibilidad que tienen los cubanos de viajar fuera del país, porque así podrán atestiguar con sus propios ojos cuán desastrosamente mal marcha el mundo y qué bien está Cuba.
 
Conocí a un pintor, poeta, músico, un chicano amabilísimo, que no soporta una injusticia ni de oídas y que todos los días pone una vela delante de una foto de Ernesto Guevara. Sobre su amor por la libertad y la igualdad de oportunidades para todos no me cabe la menor duda, como tampoco sobre su profundo desconocimiento acerca de lo que pasa en Cuba y de los protagonistas de su historia reciente, y pasamos muchas horas de una larga noche hablando sobre nuestras respectivas opiniones sobre la revolución cubana y sus tópicos. Al final, aunque él seguía opinando más o menos lo mismo, estuvo de acuerdo conmigo en que, si iba a Cuba y se expresaba allá con la libertad con que se expresaba en su ciudad, terminaría preso o expulsado del país como persona non grata.
 
Claro, no es lo mismo cuando un hispano o una persona cualquiera de un sector de la población menos favorecido muestra alguna simpatía por el comandante argentino o por el comandante cubano o por el venezolano, o por cualquier otro caudillo latinoamericano enfermo de poder (casi nunca saben lo suficiente siquiera para poder tener un juicio, sobre todo de Ernesto Guevara, a quien consideran una especie de Cristo muy activo, atractivo y atraído místicamente por el bien de los pobres del mundo), que cuando un elegante intelectual de la izquierda caviar defiende esa entelequia que llaman revolución cubana, haya o no visitado el país, porque está juzgando con conocimiento de causa, a partir de un cúmulo de información enorme, a sabiendas de que es poco profesional confundir la vigilia con el sueño, mientras que el otro ha sido casi siempre víctima de una de las más exitosas campañas propagandísticas del castrismo en el Tercer Mundo, y más allá: el culebrón del heroico y buen David
barbudo resistiendo al ciclópeo y malvado Goliat
imperial.
 
Una pintora de origen mexicano, que es de izquierda pero que se ha mostrado firmemente en contra de la dictadura cubana, me cuenta que ahora muchos de sus colegas y amigos la consideran de derecha, unos en broma y otros en serio. Ella se encoge de hombros como diciendo: "Allá lo que piense cada cual". O sea, es inconcebible que alguien se ofenda por lo que piense y por lo que diga otro acerca de lo que piense o diga uno.



Micro proyectos de occidente, a debate
Odelín Alfonso Torna

PINAR DEL RIO, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Dar pasos firmes y sin apresuramientos, desentenderse del contrapunteo mediático que lacera a la disidencia interna, articular con solidez y sin protagonismos propuestas que involucren a todos independientemente del credo e ideología, son políticas de los micro proyectos que proliferan en el occidente del país, espacios integradores dentro de la incipiente sociedad civil cubana.

La habitual tertulia del Patio de Karina, que se realiza el primer domingo de cada mes en la provincia de Pinar del Río, tuvo como protagonistas el 1 de diciembre a dos organizaciones de la sociedad civil, la Asociación Pro Libertad de Prensa (APLP) y el equipo de la revista Convivencia. Ambos grupos debatieron sobre la necesidad de tejer voluntades, sin ejercer ningún tipo de influencia o patrocinio sobre estos micro proyectos.

Con veinte años de experiencia en el periodismo socio cultural, el director de la revista Convivencia, Dagoberto Valdés, argumentó que estos “micro proyectos son al estilo de la sociedad civil” y que su “principio ético es no atacar a nadie”. Entre los micro proyectos que acompaña Convivencia, están Video Convivencia, Tejedores de Convivencia, el proyecto rural La Isleña, el boletín juvenil Nuevo Sol, la biblioteca Olgadina Fernández Cañizares, cursos de corrección y estilo, diseño web, entre otros.

Juan Pablo Pérez, del municipio San Juan y Martínez, es uno de los fundadores de La Isleña, integrado también a la Cooperativa de Créditos y Servicios Fortalecida (CCSF) Rafael Mora. Según Pablo Pérez, a partir de su trabajo en La Isleña los “campesinos de la Rafael Mora han ganado en libertad y protagonismo”.

“Nosotros pertenecemos a las CCSF oficial. Ahí abogamos por que se respeten los derechos de los campesinos; ejemplo, la lucha por el cambio de los precios del tabaco, algo que ya logramos se resolviera. Sin embargo, chocamos con que la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) funciona como un brazo de control político y de coartar la libertad de los campesinos cuando quieren reclamar sus derechos”, apuntó Pérez.

La biblioteca Olgadina Fernández Cañizares realiza trabajos con la comunidad de Pinar del Río, crea grupo de lectores, cumpleaños colectivos y trabajo con los niños, sobre todo con la entrega de libros y otros materiales didácticos, algo similar al trabajo que realiza la biblioteca Papel Periódico de la APLP con la comunidad de Santos Suárez, en la capital.

En la edición independiente de boletines impresos, tanto APLP como Convivencia coinciden en que se deben abordar diversas temáticas de la actualidad política, social y cultural de la nación, con la finalidad de ganar lectores y no detractores. El boletín mensual Nuevo Sol es una iniciativa de los jóvenes del municipio Candelaria, y está dirigido por el estudiante de economía Jorge Ignacio Guillén. A juicio de Dagoberto Valdés, Nuevo Sol es un micro proyecto que “no está estructuralmente ligado a Convivencia”.

Nuevo Sol y Vocablo (Boletín mensual de la APLP), ambos son de pequeño formato y surgieron en el mes de marzo.

“Estos boletines impresos tienen un valor agregado, y es el hecho que ambos se imprimen y distribuyen dentro de Cuba”, argumentó Juan Carlos, director del micro proyecto Video Convivencia.

La APLP, resurgida a finales de 2012, también ha conquistado un lugar dentro de la incipiente sociedad civil. Aunque estructuralmente cuenta con dos bibliotecas (una en el occidente y otra en el centro del país), la galería Puentes, la página digital cubaprensalibre.com, el boletín Vocablo y el concurso periodístico Papel Periódico, estos espacios están abiertos a la sociedad civil cubana, independiente de su opción política o lugar de residencia.

Para el 2014, la APLP se encaminará en micro proyectos como la Comisión de Atención a Periodistas, una academia, la Casa de la Amistad y una biblioteca en el oriente del país.

Los micro proyectos surgen a partir de la necesidad de proteger y educar a determinados grupos sociales en el civilismo y respeto de los derechos humanos. Sus protagonistas, mayormente jóvenes integrados a centros universitarios y laborales, son los tejedores de la incipiente sociedad civil cubana.

Bueno, ya “tenemos” gas, pero… ¿y la comida?
Víctor Ariel González
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -El gobierno debería buscarse una comparsa más sonora que el descolorido Granma, diario oficial del Partido Comunista, para hacer creíbles sus desafinadas alharacas. Esta semana, la conga triunfal de las reformas de Raúl Castro ha incluido una nueva estrofa: se permitirán la “venta liberada” de gas licuado o de balón y el alquiler de los cilindros contenedores. El estribillo se ensaya ahora en La Habana y Santiago de Cuba.
Los medios noticiosos oficialistas se han apresurado a calmar ciertas ansiedades que pudiesen despertar los anuncios. “Esta alternativa no sustituye ni elimina el habitual servicio normado ni sus precios actuales, que como es conocido, están por debajo de su costo”, ha declarado el Ministerio de Energía y Minas quien, de paso, le ha hecho un favor a unos cuantos que ignoraban la generosidad del Estado, el cual implica, con su mensaje, un supuesto favor hecho a una población que en promedio cobra un salario ridículo trabajando precisamente en empresas estatales. Asimismo, ha divulgado los precios que tendrán los productos en cuestión y que no son nada baratos: gas licuado en cilindros de 10 kilos, 130 pesos; alquiler de un cilindro vacío de 10 kilos, 500 pesos (tarifas aprobadas por el Ministerio de Finanzas y Precios).
Directivos de Cuba Petróleo (CUPET) han dicho que estos precios pueden “sufrir variaciones”, en función de los resultados obtenidos en este programa piloto y de las fluctuaciones del mercado internacional. Por otra parte, ya se ha dispuesto la entrega de una producción de más de 130 mil “balitas” (balones de 10 kilos de capacidad) a propósito de la nueva modalidad de venta, calificada como una de las “nuevas alternativas para la cocina cubana”  por el diario Granma del jueves 12 diciembre.
En muchas casas no es suficiente el combustible “subsidiado” por el racionamiento. La solución es la habitual para la familia cubana: recurrir al mercado negro para resolver el problema. Allí el costo de una balita de gas hasta ahora era de 100 pesos, siendo necesario llevar un cilindro vacío. Pero de esta forma, el gasto monetario por concepto del gas se hace mucho mayor en aquellas zonas a donde no llega el gas “de la calle”, es decir, el llamado gas manufacturado que se distribuye a través de una red soterrada. ¿Subirán los precios ilegales del gas de balón a tenor de las altas tarifas anunciadas, encareciendo la vida de miles?
El drama cotidiano no se detiene en esas preguntas. La decisión tomada por el gobierno luce, como otras tantas, intrascendente. O quizá ahora hasta sea peor para aquellos que gastaban 100 pesos en sobornar a un vendedor estatal por un poco de combustible. Además, vuelve a asomar la necesidad inmediata de los cubanos: muy bien, digamos que hay gas. ¿Y la comida, qué?


Norteamericanos abren los ojos en La Habana
Miriam Celaya
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org –  Durante los días en que permaneció en territorio cubano el Crucero Semestre en el Mar, más de 600 visitantes, entre estudiantes y profesores --en su mayoría estadounidenses-- cumplieron un apretado programa de “encuentros” con universitarios cubanos y recorrieron “sitios de interés histórico y cultural”.
El Granma del 11 de diciembre publicó algunos testimonios de los jóvenes norteños durante “un breve encuentro con periodistas”: “Nunca me había sentido tan bien recibido por la población como aquí”, expresó una alumna de la Universidad de Nebraska; mientras otra, de la Universidad de Virginia, consideró que “los cubanos son muy acogedores”.
Pero según algunos habaneros que intentaron contactar con los visitantes, un fuerte operativo de encubiertos, vestidos de vendedores de frutas, conductores de bicitaxis y hasta “mulatas de rumbo” –de esas disfrazadas por La Habana Vieja para entretener a los turistas-- monitoreaba la zona todo el tiempo de estancia del Crucero en el puerto habanero.
Otros encubiertos se hacían pasar por sencillos cubanos de a pie. Sin embargo, el olfato popular no se engaña a la hora de identificar a la jauría.
Los cubanos con los que se entrevistaron los visitantes en cada actividad del programa oficial fueron seleccionados entre los más fieles militantes comunistas, en tanto los periodistas de Castro cubrieron la visita con su habitual triunfalismo, como si de otro logro del castrismo se tratara.
Pero, pese a que el programa de la visita estuvo cuidadosamente planificado por las autoridades cubanas en interés de la agenda política-promocional del gobierno y a que los jóvenes estudiantes no tuvieron contacto con la población, ni con la muy diversa sociedad civil independiente, un grupo de ellos superó  los controles de la policía política y asistió al concierto que ofreciera el cantautor Boris Larramendi en la casa de Antonio Rodiles (Estado de Sats), donde sostuvieron un vivo diálogo con los presentes, según testimonios del bloguero Walfrido López, quien para entonces estaba detenido en una estación policial tras ser arrestado violentamente junto a Rodiles y a otros activistas disidentes.
Estos estudiantes conocieron de primera mano los testimonios de los que pugnan por una nueva Cuba y conocieron de la represión y el terror. Y fueron testigos del mitin de repudio organizado frente al domicilio de Rodiles y para el cual las autoridades no tuvieron escrúpulos en utilizar a niños de escuelas primarias, a adolescentes de secundaria y a músicos muy deseosos de mantener sus prebendas y viajes, como es el caso de Arnaldo y su Talismán. Un enorme talismán necesitará Arnaldo algún día para explicar la criminal complicidad con quienes reprimen a otros cubanos.
Probablemente habrá otros viajes e intercambios con estos y otros estudiantes estadounidenses. Muchos de ellos refirieron la falta de información que tienen sobre la realidad cubana y sobre la verdadera índole de la dictadura. Ojalá se repitan estas visitas cargadas de mensajes del mundo libre. Los totalitarismos no tienen antídoto contra las aperturas, y con toda seguridad, la satrapía no podrá mantener oculta por más tiempo la esclavitud y la represión que ejerce contra los cubanos desde 55 años atrás.


Vivir en un albergue: la tragedia de miles de cubanos
Lilianne Ruiz
LA HABANA, Cuba, diciembre de 2013, www.cubanet.org.- La pobreza en la que vive la mayoría de los cubanos -y a la que se adaptan, gracias a los minuciosos mecanismos de poder que han impuesto 54 años de terror de Estado-, no es una fatalidad insalvable. Bastaría con que el gobierno cubano respetara todos los derechos humanos, abriendo el juego político y económico, para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la isla.
La miseria se agrava cuando tampoco se tiene dónde vivir, ni se cuenta con recursos económicos para rentar, edificar o comprar una casa. Se estima que, tan solo en el municipio de Centro Habana,  6 mil  201 familias (24 mil 584 personas) están afectadas por la condición inhabitable de sus viviendas. De esa cantidad, solo 125 familias están ubicadas en las llamadas comunidades de tránsito: albergues colectivos, como se les conoce en Cuba.
Pero esos datos no ilustran acerca de lo que significa para una familia vivir albergada. Hay que traspasar el umbral de las cifras para ver de cerca el verdadero rostro de la tragedia.
El “Albergue Colectivo” de San Rafael, en Centro Habana
Según los que allí viven, en el edificio hubo antes una fábrica de almohadillas sanitarias (íntimas, en lenguaje cubano). No faltan los carteles decrépitos con alguna consigna comunista. El salón está dividido en diferentes cuartos donde se agrupan las pertenencias de los que han ido a parar a ese sitio Lo que parece ser el baño es de hecho una letrina. Tampoco se ve por ninguna parte una pila de agua corriente.
Iverlysse Junco tiene 29 años. La puerta de tablones de madera del cuartucho donde vive con su esposo y sus 4 hijos, crea una falsa ilusión de privacidad. Todo luce precario y feo, pero impresiona ver el blanco de los pañales con que cubre la cunita de su bebé de un mes de nacido. No ha descuidado su arreglo personal a pesar de que no espera a nadie; guarda su dignidad en la limpieza y el orden que mantiene en los 4 x 4 metros donde viven.
Hace 6 años salió de un “solar” en peligro de derrumbe. La habitación no tiene una sola ventana. Lo primero que nos muestra detrás de una cortina es otro tablón de madera corredizo que da a la calle. “Cuando vinimos estaba completamente cerrado, pero un día no soporté más la falta de aire y agarré un serrucho para hacer ese agujero”, dice.  “Lo malo es que ahora mi esposo y yo no podemos salir juntos, porque uno de los dos tiene que quedarse para cuidar que nadie entre a llevarse nuestras cosas. Vinieron a ponerme una multa, nada menos que por alterar la fachada. Pero le dije al delegado de la circunscripción que ellos conocen muy bien mi situación”.
En una improvisada meseta de cocina tiene un par de hornillas eléctricas donde lo hace todo: desde cocinar hasta hervir los pañales, como es costumbre entre las madres cubanas que no tienen cómo pagarse el lujo de los pañales desechables, que supone un costo superior al salario de un mes.
El bebé está resfriado a consecuencia de la humedad: tiene que tender la ropa allí dentro. El agua se la pide  a un vecino de la cuadra. Les deja llenar los cubos que luego transportan a un tanquecito en una esquina de la habitación. Esa agua tan limitada tiene que servirles para lavar, fregar, cocinar y bañarse en la misma habitación. Parte de su rutina de todos los días es mantener el depósito lleno. Pero con otras necesidades  no hay arreglo; tienen que orinar y defecar en un cubo destinado para ese fin y luego salir a verterlo por la alcantarilla, en la calle.
“Aquí todo es duro. Lo más difícil es levantarse por la mañana y tener que estar vigilando a la gente para poder salir a botar el cubo. El cloro para limpiar y el aromatizante no me pueden faltar”.
Su esposo trabaja en demoliciones, por eso ella está al tanto de la cantidad de derrumbes que ocurren, especialmente cuando llueve.
“¿Cuando salgo yo de aquí? Los derrumbes van a seguir porque La Habana se está cayendo”.
Aunque Iverlysse  y su esposo trabajen mucho, se ven reducidos a la total dependencia del Estado. En un sistema colectivista, que  condena la propiedad privada y el libre mercado, la hipotética solución consiste en que, no con el esfuerzo propio, sino con el trabajo colectivo, la familia de Junco obtendrá una casa donde vivir.
En la práctica, la sociedad ha quedado sometida al control y la planificación  estatal. La felicidad de la familia de Junco dependerá entonces de que su expediente sea privilegiado ante los ojos del funcionario, que el próximo 20 de diciembre deberá decidir si, entre las 900 casas que se otorgarán en toda la provincia de La Habana -después de priorizar los “casos” que llevan 20 años albergados, esperando-,  califica la suya como suficientemente afectada por una situación extrema.
“Ya he ido a la Provincia (Oficina de Vivienda) y al gobierno. Tres veces fui a la Plaza de la Revolución y siete veces escribí cartas al Consejo de Estado. En todas las ocasiones la respuesta fue: Tiene que esperar. Hay casos peores que el suyo. ¿Qué puede ser peor que esto?”, se pregunta Iverlysse  .
Las cifras de la cantidad de albergados y de personas a la espera de serlo, fueron ofrecidas por la Unidad Municipal de Atención a las Comunidades de Tránsito  (UMACT)  del municipio Centro Habana, por una persona que pidió anonimato. El dato de las 900 casas que serán otorgadas el próximo 20 de diciembre lo aportó una trabajadora de vivienda que tampoco quiso revelar su nombre.
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"Sólo la opresión debe temer al pleno ejercicio de las libertades"
José Martí