lunes, 29 de abril de 2013

Articulo, Articulos, Articulos.....


ARTÍCULOS

Oposición política y negociaciones en la Cuba actual (I)
Ernesto Santana

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Aunque todavía de un modo tímido, en los últimos tiempos ha comenzado a escucharse la palabra “negociación” en algunas enunciaciones de la oposición política cubana. A pesar de que se puedan tener diversas opiniones sobre ella, una negociación es, de modo general, un proceso en el cual una o dos partes tratan de hallar una solución satisfactoria para un problema que las involucra, y su índole puede ser sindical, financiera, militar, mercantil, política, etc.
El experto norteamericano en el tema Herb Cohen cree que “todo es negociable”, y define como negociación “un campo de conocimiento y acción cuyo objetivo es ganarse la anuencia o el favor de las personas de las que usted desea obtener algo”. Supone, además, que los tres factores primordiales de una negociación son el poder, la información y el tiempo.
Con el propósito de lograr un acercamiento, desde una perspectiva histórica cubana, a un tema tan complejo, pero que tanta importancia ha tenido para determinar cambios políticos fundamentales en muchos países y épocas, conversamos con el sociólogo e historiador Dimas Castellanos, conocido también por su periodismo independiente en la revista digital Consenso, en Diario de Cuba y en otros medios.
Cubanet: ¿Considera usted que todavía no existe en Cuba una fuerza que obligue al gobierno a negociar?
Dimas Castellanos: Primero, este no es el caso de un movimiento armado que ocupó una región del país sobre la que ya el gobierno no tiene el control, como ocurre en Colombia. Lo otro que puede obligar al gobierno a negociar es que la oposición tenga tal influencia sobre un sector de la población que pueda crearles dificultades a las autoridades. En Cuba hay un gran descontento ciudadano, que se manifiesta, por ejemplo, en las elecciones. Prácticamente el quince por ciento de los votantes no fue o anuló sus boletas, pero lo hizo de manera espontánea, por una toma de conciencia individual. Nadie debe creer que eso responde a un partido u otro de la oposición que tiene determinado poder de convocatoria. Por tanto, el gobierno no tiene por qué ni con quién negociar, y por otra parte la oposición no tiene suficiente fuerza para impedir que el gobierno haga lo que quiera hacer.
Cubanet: ¿Cuál, según usted, es el motivo de esta situación?
Dimas Castellanos: En Cuba, siempre hubo fuerzas que en algún momento obligaron al poder a determinadas cosas. Esas fuerzas no existen hoy. Cuando el gobierno revolucionario tomó el poder, lo primero que hizo fue desmantelar todo el entramado de institucionalidad que había, principalmente la institucionalidad cívica, y así desaparecieron todas las organizaciones ciudadanas que había aquí desde el final de la Guerra de los Diez Años. Resulta admirable la sociedad civil que irrumpió con vigor en la República, como demuestran las huelgas de aprendices y albañiles en 1901 y 1902, que se extendieron a otros sectores. Hacia 1910, el gobierno se ve obligado a dictar varias medidas legislativas favorables a la clase obrera, como la jornada de ocho horas para los trabajadores públicos, el pago en dinero y no en fichas y vales (como se hacía antes), los días festivos. Todo eso lo logró el movimiento obrero porque tenía una fuerza real y podía, por ejemplo, paralizar los ingenios
azucareros o el transporte. Los cubanos de ahora no somos peores que aquellos, sino que no tenemos sindicatos ni otras organizaciones civiles capaces de jugar ese
papel.
Cubanet: ¿Entonces, resulta imprescindible, ante todo, montar de nuevo ese entramado?
Dimas Castellanos: Es difícil comprender que esta es una batalla a largo plazo. Y hay que correr con reservas y aprovechar todos los espacios y todos los resquicios, ayudando a la formación cívica de los ciudadanos. Muchos opositores quieren derribar inmediatamente al régimen cubano, igual que yo, que también formo parte de esa oposición, pero trato de ser lo más realista posible. El gobierno a veces se ve obligado a dar algún paso, más por razones exteriores que por la presión desde el interior de Cuba. Después de más de cincuenta años, se da el lujo de hacer reformas desde el mismo poder, y por eso pueden condicionar el ritmo y la dirección que toman. Hacen un cambio en un sentido, después lo regresan un poco, vuelven a avanzar, y juegan con eso, pero no hay ninguna fuerza interna capaz de evitarlo. El gobierno va a negociar cuando haya una fuerza que lo obligue a negociar, y esa fuerza hay que formarla a largo plazo.
Cubanet: ¿Comparte la opinión de muchos historiadores cubanos en el sentido de que la Protesta de Baraguá representa un hito en nuestra historia como método de negociación sin comprometer la dignidad?
Dimas Castellanos: Lamento que al Pacto del Zanjón no se le reconozca el mérito histórico que tiene y que exclusivamente se ensalce la Protesta de Baraguá, porque se desmovilizaron las tropas mambisas a cambio de que España permitiera en Cuba un régimen muy parecido al que existía en la propia España o en Puerto Rico. Las leyes de la metrópoli empezaron a regir aquí a partir del Pacto del Zanjón, y vinieron las libertades de expresión, de asociación, reunión, entre otros beneficios. A pesar de todas las limitaciones que se mantenían, allí nació la sociedad civil cubana y se crearon los primeros partidos políticos. Creció el movimiento sindical, los periódicos se diseminaron, surgieron organizaciones de todo tipo —políticas, fraternales, sindicales— que empezaron a cobrar un enorme peso en la sociedad. Era tal ese peso que después no se puede comprender el inicio de la guerra de 1895 sin la labor que hizo esa sociedad civil en plena colonia. Esa fue una etapa, en cuanto a
libertades, muy superior a la que existe actualmente.

Debido a lógicos imperativos de brevedad que impone el medio, y a al mismo tiempo, por el interés y por la sustanciosa extensión de las respuestas de Dimas Castellanos, hemos preferido dividir esta entrevista en dos partes, la segunda de las cuales estará a disposición de los lectores en una próxima edición.




Guaguas buenas volverán con el deshielo
David Canela

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Más allá de las estadísticas, es evidente que el servicio corriente de ómnibus metropolitanos de La Habana –los llamados metrobús, y en especial de los P–, ha mejorado. Originalmente, se les dio esa letra porque debían circular en las calles “principales”, en tanto los A debían moverse en los circuitos “adyacentes”.
Es cierto que a veces sorprenden, como la noche en que vi pasar 5 guaguas de la ruta 400, que va de la Terminal de Trenes hasta Guanabo, mientras no aparecía el P5. Sin embargo, cada vez es más extraño esperar más de una hora en una parada de guaguas, a menos que esté la “confronta” (un régimen especial, que comienza después de las 10 de la noche, dura toda la madrugada, y en el cual toparse una guagua es como tener una epifanía).
Según las calcomanías informativas del P5, la confronta dura desde 10:26 pm, hasta las 6:40 am. A lo largo de esas ocho horas, deben hacerse 3 recorridos. La frecuencia promedio en que una guagua debería llegar a la misma parada sería de 2 horas y 45 minutos aproximadamente. Sería mejor que tuviesen una flota de microbuses, más económicos, que pasaran más frecuentemente.
Desde 2008, cuando rodaron por La Habana los últimos camellos, los metrobús chinos y rusos (articulados, que van desde la ruta P1 hasta la P16, además del PC) han modernizado la imagen de la ciudad, y le han dado un mayor dinamismo.
Pero la nueva imagen no ha traído la modernidad completa. Una vez más, los comunistas se equivocan cuando afirman que lo más importante en los países capitalistas y democráticos (es decir, modernos) es el dinero. No, lo más importante es el tiempo. Y aquí, las guaguas están muy lejos de valorarlo. De día, los ciudadanos más sencillos arriban a la parada, con esperanza, resignación o indiferencia. Lo único que saben con certeza es que debe pasar “algo” hoy, y quizás, con la gracia de Dios, llegue una guagua “de a peso” en cualquier momento, como el Mesías.
Nadie sabe con certeza cuándo pasará una guagua de transporte público. Los más proféticos, anuncian una hora, con cierto optimismo. Los más afortunados, tienen 10 ó 20 pesos cubanos para coger un “almendrón” (es decir, un viejo carro americano, que funciona como taxi colectivo), en caso de emergencia. Algunos cautelosos llaman por teléfono al paradero, para saber si va a salir alguna guagua, de esas que van a la periferia de la ciudad, o transitan por el interior de los barrios.
En Cuba, una parada de guagua es una franja de acera al borde de la calle, que puede abarcar cuatro cuadras, dos antes y dos después del sitio “oficial”. Cuando van repletos los ómnibus, o no quieren los choferes que se les “cuelen” por las puertas de atrás, se detienen lejos, descargan los pasajeros, y siguen. Uno de los grandes misterios del transporte público estatal es por qué a veces los choferes, teniendo espacio en los pasillos, no se arriman a las paradas. Quizás vayan apurados, o no estén con ánimo para tumultos y empujones.
Claro que los más aptos pueden correr y alcanzar el ómnibus. Pero esas irregularidades, que estimulan el juego del gato y el ratón, acentúan la norma del “sálvese quien pueda”, desbocada con el Período Especial, cuando era común ver los racimos de personas colgando de las puertas hacia fuera, y el abordaje a un ómnibus recordaba las escenas de piratas asaltando un galeón lleno de oro. Esos vaivenes han motivado la costumbre de que, salvo excepciones, sólo se respete la cola en la primera parada.
Otra de las inconveniencias del trasporte público estatal es su relativa inseguridad. Si se rompe una guagua, bájate rápido y coge lo que puedas. Ni te preocupes por reclamar: perdiste el dinero. Y si se sube un grupo de jóvenes, que comienzan a escandalizar, e intimidar a los pasajeros –en el mejor de los casos, vociferando canciones de reggaetón– deberás soportarlos, y rezar para que no se pongan agresivos. Mientras, el chofer se desentiende del asunto. Yo no le exijo que sea un mártir, o un “guapo”, pero al menos, que se detenga ante la primera patrulla que vea, y les pida ayuda a los policías, a fin de que bajen y multen a los que perturban la tranquilidad y seguridad de los demás pasajeros. Los conductores deberían tener una radio de transmisión, o un teléfono celular, para cualquier urgencia.
Otra de las lecciones que deben aprender nuestros choferes de ómnibus es el concepto de “música de fondo”. Algunas veces, he viajado tapándome los oídos, porque el volumen de las bocinas me atormenta.
No importa que las flamantes guaguas sean chinas, rusas, holandesas, catalanas, o italianas; al poco tiempo, ya se habrán “cubanizado”. Tendrán un aspecto sucio, y marginal. A los graffiti de plumón “Las locotas de la Lisa”, “los inrresistibles” (sic), y “los chicos del sabor”, se añadirá un escenario de vagón de tercera clase, con asientos rotos, sin plástico para sentarse, y los de forro y espuma, destripados; a veces, hasta con cucarachas alemanas que desfilan por las paredes.
Los servicios públicos, como el transporte, no tienen que ser mantenidos por el Estado, aunque este quizás pueda regularlos. Los almendrones (o taxis particulares) son propiedad de sus dueños, y le ofrecen gran servicio a la población.  Lo importante en una sociedad orgánica es la calidad y eficiencia de los servicios, no quien los brinde.
Los problemas del transporte en Cuba se asemejan al calor: algo natural, que no tiene solución. Aunque a diferencia del calor, el transporte luce invariable, rutinario, y no se alivia con el cambio de estación, ya que esta Isla vive en una glaciación política y económica desde hace décadas. El transporte, como tantos otros servicios, volverá a la vida solamente tras el deshielo.




La palabra maldita
José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Cuba es un país en caos delictuoso, donde se cultiva la transgresión de la ley como práctica corriente, orgánica, desde altos y bajos fondos articulados en dos estratos que hoy se entremezclan, complementándose, debido a la crisis sistémica.
Y la culpa de todo, digámoslo así, la tiene una palabra: sacrificio. Su significado latín de hacer sagradas las cosas le cayó del cielo a la dictadura para imponernos el hambre y la total miseria como conductos sacrosantos para la conquista de un futuro, que es como la verja, mientras más cerca, más lejos.
Al final, por el conducto sacrosanto nos vino justamente el origen de esta muy grave falla antropológica que ahora marca nuestra identidad, la cosa nostra cubana.
En la historia de las últimas décadas, el trapicheo y el cambalache ilegal no dejaron de ser nunca palancas para el socorro de la gente de a pie. Lo que menos importaba es que desde lejos nos dieran cero en urbanidad y aun en comportamiento civilizado. Quizá en Helsinki o en Tokio resulte moralmente inadmisible (además de inaudito) que un empleado se robe dos pollos en el mercado donde trabaja, uno para la comida de su familia y el otro para venderlo con el fin de cubrir otras urgencias. Pero, en Cuba, antes de evaluar la implicación moral del acto, se impuso comprender que era imperativo de supervivencia.
Así empezamos. Y es lo dicho, no era malo completamente, aun cuando tampoco fuera bueno. Lo malo consistía en que, casi sin querer, estábamos trenzando, desde abajo, los primeros hilos de este entramado facineroso que hoy nos enreda a todos en la Isla, sea como actores activos o copartícipes pasivos.
Desde abajo, he dicho, porque desde arriba el entretejido de nuestra plataforma mafiosa se trenzó mucho más atrás, en las propias bases del surgimiento de Cuba como nación. Sólo que con el gobierno revolucionario alcanzaría estatus de mal endémico, omnipresente e irremediable, donde la corrupción económica, el nepotismo, el fraude y el violento abuso de la fuerza bruta dejaron de manifestarse a través de casos puntuales, más o menos abundantes, para ser la esencia misma del poder, su esencia delictiva.
Por arriba, el entretejido de esta cosa nostra a escala nacional obtuvo sus primeras puntadas en los propios inicios de la revolución. Mientras que por abajo, nos vimos obligados a degenerar, atrapados en la red de un totalitarismo arrasador de bienes y valores, que nos impuso el delito como derivación del sacrificio.
El sacrificio, dispuesto, implantado y férreamente controlado desde arriba por quienes jamás lo asumieron para sí, nos inoculó el acto delictivo como parte de nuestra idiosincrasia, de nuestras nuevas tradiciones. Mientras, en los bajos fondos del poder la corrupción ya estaba a cargo, con mando absoluto y sin contrapartidas institucionales. No es que en otros países y sistemas no exista, pero generalmente suele darse como excrecencia, en tanto en Cuba se ha hecho esencial como representación del poder, al tiempo que entre la población común sustituyó al trabajo y a sus agentes naturales, la eficacia económica, la producción de bienes y la formación de valores morales y espirituales.    
Así, pues, hoy, vivimos en un país de manos arriba y todos al suelo, y, según parece, nuestra inminente inserción en (digamos) la democracia, lejos de subvertir tan vergonzoso cuadro, en los primeros años al menos será campo fértil para su afianzamiento. Si el totalitarismo incubó el patógeno, un sistema democrático lastrado con todas las taras del subdesarrollo vendrá a ser su ideal caldo de cultivo.
No obstante, algo ganaríamos si, aunque fuese para empezar, obligáramos a los políticos del futuro a desechar de su vocabulario esa palabra maldita: sacrificio.
Nota: Los libros de este autor pueden ser adquiridos en la siguiente dirección: http://cubanet-d.c.topica.com/maaqepjaccydqbvCxgGb/




Buscando al Chicuelo en tiendas del ICAIC
Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -¿Cómo puede una empresa aspirar a ser rentable, si cierra sus tiendas durante casi un mes cuando un empleado toma vacaciones? Pregúntenselo a los funcionarios del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
Debí esperar más de un mes para comprar un pullover que quería en uno de esos negocios, situado en el céntrico Cine Yara. La empleada, nombrada Valentina, partió de vacaciones por tres semanas, y la tienda quedó cerrada sin más. La empresa se dio el lujo de no asignar un remplazo y no se molestó en transferir la mercancía a otra sucursal.
Esperé pacientemente el retorno de Valentina. Pero, tras sus vacaciones, localizarla se transformó en una Odisea. El local permaneció cerrado, ahora con un surrealista cartel en la puerta, que anunciaba la ubicuidad de la empleada: “Estoy aquí, pero fui a la empresa”. A pesar del cartel, la directora económica de la empresa dijo, telefónicamente, no tener idea del paradero de Valentina.
La demanda de pulóveres y otros productos y suvenirs que comercializa el ICAIC ha sido tradicionalmente alta, sobre todo entre los jóvenes, debido a que generalmente son de buen gusto, aceptable precio  y escasa carga política. Pero desde la llegada de Omar González, su actual director, la oferta de sus tiendas se ha politizado. Hasta la propia producción cinematográfica más reciente muestra una creciente tendencia a la banalidad politiquera.
La creciente mediocridad del ICAIC no parece ser casual. Omar González es el mismo personaje que, cuando era director del Instituto Cubano del Libro, afirmó ante un nutrido grupo de intelectuales y religiosos, en el Aula de Conferencias Fray Bartolomé de Las Casas, del Convento San Juan de Letrán, en El  Vedado, que “…la Cultura cubana comenzó con la Revolución, en 1959…”. Y aunque los intelectuales lo abuchearon por lo bajito, el gobierno lo ascendió a los pocos meses.
Finalmente, me di por vencido y abandoné la persecución de Valentina. Encontré el pulóver que buscaba, con un fotograma de El Chicuelo, de Chaplin, y claro que en un tienda ajena al ICAIC.





Un consejo al ministro de la agricultura
Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -En días pasados, en un encuentro con productores de frutas tropicales del sector cooperativo y campesino,  efectuado en la localidad matancera de Jagüey Grande, el señor Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura, llamó a incrementar la producción de ese renglón en el país, como parte de la estrategia de seguridad alimentaria que intenta impulsar el gobierno.
El funcionario, tras mencionar algunos avances en ese sentido, reconoció que aún falta mucho por hacer en temas como la aplicación de nuevas tecnologías, la creación de viveros comerciales que cumplan con las regulaciones establecidas para aumentar los niveles de posturas, así como resolver la escasez de cajas plásticas y bolsas. El Ministro expresó que, además de los surtidos más representativos, como la fruta bomba, la guayaba, el mango, el aguacate y el coco, se trabaja en la siembra de las frutas exóticas o de poca presencia, como el níspero, el caimito, el mamoncillo chino y el marañón.
Ah, claro, el señor Rollero se lamentó de que ahora no sucede como antes -antes de la revolución castrista-, cuando todos los espacios en linderos, caminos, arboledas y patios de las casas, eran sembrados de árboles frutales. Cabría preguntarle al Ministro acerca del porqué de semejante mutación. ¿Es que acaso los cubanos somos hoy más perezosos que antaño?  No lo creo así. Lo que sí resulta evidente es que la culpa de ese desdén recae, principalmente, en el propio gobierno al que sirve Rodríguez Rollero.
Porque durante buena parte de estas más de cinco décadas de régimen comunista, a cualquier persona que pregonara limones, aguacates u otras frutas en la calle, le decomisaban la mercancía, la multaban, y hasta podía ir a prisión. No importa que la población afrontara una aguda escasez de esos  productos. Y mientras eso sucedía, los productores reconocidos por el gobierno veían cómo sus cosechas se perdían en los campos debido a que la empresa estatal de acopio -única autorizada para su comercialización- era incapaz de efectuar su labor con eficiencia. Si a todo lo anterior añadimos el creciente robo de cultivos y animales que enfrentan nuestros campesinos, ¿qué estímulo pueden haber tenido los hombres del campo, y la población en general, para sembrar y producir durante todos estos años?
El ministro Rollero es un hombre relativamente joven, y tal vez desconozca que antes florecían por doquier los puestos de chinos que ofertaban todo tipo de frutas; y por la calle, por ejemplo, un vendedor de mamoncillos podía vendernos un racimo de más de 50 unidades por solo un centavo. Por supuesto, en ese momento no existían obstáculos para la libre comercialización de las frutas.
Creo que estamos en condiciones de hacerle una sugerencia al Ministro con el objetivo de que aumente la presencia de frutas a precios asequibles en nuestras calles: es preciso que todo aquel que posea un espacio de tierra disponible, y decida sembrar frutales en ella, tenga la certeza de que podrá comercializar sus frutas sin dificultades. Y el problema de los precios es muy importante, pues aunque últimamente hemos observado más frutas en los mercados -especialmente en los de oferta-demanda-, y también con la oferta de los carretilleros, todavía sus precios no satisfacen al ciudadano promedio.
La abundancia de frutas y de otros productos del sector agropecuario no depende tanto de los grandes planes estatales. Al contrario, pensamos que mientras menos se involucre la burocracia estatal, todo debe fluir de manera más expedita.

NOTICIAS

Vivir al lado de los bomberos no es garantía

LA HABANA, Cuba, 25 de abril de 2013, León Padrón Azcuy/ www.cubanet.org.- Inquilinos de un  edificio que tiene más de 100 años de vida, y en peligro de derrumbe, están muy preocupados. El inmueble está en la popular y céntrica calle 23 No., 1051, en la esquina con la calle 6, del Municipio Plaza, en la capital cubana, contiguo a un cuartel de bomberos.
Estos desdichados siguen esperando desde el pasado año por la reparación capital que las autoridades de este municipio han prometido, sin que hasta el momento hayan dado señales de seriedad. Se trata de un asunto de carácter social, que  tanto se jactan las autoridades cubanas de ser fieles abanderados.
Hasta la fecha, poco o nada se ha hecho para mejorar las condiciones del depauperado edificio. Visiblemente afectado debido a la falta de mantenimiento durante los últimos treinta años,  a pesar de que en innumerables ocasiones les dirigieron reclamos a través de cartas, al departamento de Atención a la Ciudadanía del Consejo de Estado, y a otros organismos.
En  agosto del 2012, recibieron la sorpresiva visita de una comitiva integrada -entre otros-, por el delegado del barrio, Eduardo González Coro,  la dirección de la Unidad Municipal de Inversiones de la Vivienda (UMIV) y la anterior jefa de gobierno local,  Virginia Caunedo García, todos miembros del consejo de “gobierno” de este territorio, que lejos de proponer soluciones , amenazaron con desalojarlos inmediatamente, y reubicarlos en un albergue de Guanabacoa, a lo que se opusieron rotundamente.
Esta onerosa respuesta, chocaba contra el dictamen de varios arquitectos independientes, que aseguraron que el edificio tenía salvación y cabía la real  posibilidad de restaurarlo sin necesidad de abandonarlo. Solo necesitaba de la voluntad  y recursos del gobierno de este territorio.
Filtraciones de la lluvia
La mayoría de los habitantes del edificio son ciudadanos de a pie con muchas limitaciones y  pobres ingresos económicos. Tras conversar con algunos de ellos, entre los que hay dos maestros, una anciana enferma, y un señor con un hijo autista, dijeron:  “Merecemos tener el bienestar de nuestras viviendas, toda vez que siempre hemos sido fieles a la revolución”.
Cecilio Betancourt, portavoz de las cinco familias, propietario de uno de los apartamentos y fuente directa de esta información, dijo que “el desalojo no se fraguó en septiembre del pasado año debido a la fuerte negativa de todos nosotros para abandonar el lugar, y también a nuestra firmeza, exigiendo la reparación, que en definitiva obligó en aquel momento a las autoridades a comprometerse con un plan de acción, que hasta el momento no se ha cumplido”.
El incumplimiento  ha acrecentado terriblemente las preocupaciones de estos necesitados que solo han visto llegar a una brigada, enviada por el consejo de gobierno de Plaza, que solamente apuntaló el  edificio con vigas de hierro. Estos mismos obreros anunciaron que posteriormente vendría otra brigada especializada encargada de iniciar la reparación en los techos, las instalaciones sanitarias, los repellos de las paredes, el levantamiento del piso de la azotea para tapar las filtraciones y otras necesidades.
Desde el mes de enero hasta hasta ahora, todo ha sido una mentira. Mientras tanto, este reportero pudo constatar el creciente descontento entre todos los inquilinos, quienes enfrentan como pueden las fuertes lluvias de esta época, sin contar el peligro que corren sus vidas por el riesgo de derrumbe que pudiera sobrevenir.
Todos declararon que tienen la esperanza que tras la publicación de esta denuncia, se empiece a trabajar en el asunto, al igual que pasó con el edificio Sarrá, donde ya se ve movimiento de reconstrucción.
La situación de la vivienda en la isla se presenta como uno de los más graves y principales problemas que tendrá que enfrentar cualquier gobierno que llegue al poder a través de la democracia, en los próximos años.
Leonpadron10@gmail.com



Mayor control de autos, camiones, motos y hasta bicitaxis

Redacción Cubanet. - El ministerio del Interior cubano dispuso este jueves cambiar las placas de matrícula de todos los vehículos del país y estableció medidas para un mayor control del parque automotor, sobre todo el estatal, en una resolución publicada en la Gaceta Oficial.
Las placas dejarán de ser de diferentes colores y todas serán blancas, y en negro tendrán seis números y una letra: A los vehículos estatales; C, D y E los diplomáticos; M el ministerio del Interior; F las Fuerzas Armadas; K los extranjeros; y T los autos de alquiler, informó AFP.
Hasta el presente, las matrículas se diferenciaban por el color y la letra inicial, que indicaba la provincia de inscripción.
La medida está motivada por "los cambios producidos a partir de la reorganización de los Organismos de la Administración Central del Estado", dice la resolución, en referencia a los ajustes realizados por el presidente Raúl Castro desde 2006 para disminuir la burocracia y agilizar la gestión.
También por "la creación de nuevas formas de relaciones económicas, así como las nuevas disposiciones sobre la explotación, uso y circulación de los vehículos", agrega la resolución, aludiendo a la creación de nuevos negocios privados y cooperativas.
El ministerio dispuso además normas complementarias para regular el uso de los vehículos estatales, así como para incrementar el control en el transporte de carga y pasajeros, así como la revisión técnica de los vehículos.
Igualmente estableció nuevas normas sobre la conducción de vehículos de tracción humana (bicitaxis) y animal (carretas con caballos), que circulan en especial en provincias.
En septiembre de 2011, Raúl Castro aprobó la compraventa de autos entre particulares, que estuvo prohibida durante décadas.
En la isla circulan unos 200.000 vehículos motorizados y casi un tercio de ellos son grandes autos estadounidenses de los años 40 y 50, llamados "almendrones".
Hasta ahora los vehículos estatales usaban placas azules; los particulares, amarillo; altos funcionarios, blanco; instituciones religiosas, prensa extranjera y empresas extranjeras, naranja; Fuerzas Armadas, verde; ministerio del Interior, verde-azulado; rojo los autos de alquiler; negro los diplomáticos; y otro tono de rojo las cooperativas.
En el 2013, con una población de 11 millones, en la Isla ruedan unos 200 mil autos, antes de la revolución, en 1958, con una población de seis millones, circulaban 270 mil autos, 5500 guaguas, y 53 mil 500 entre rastras y camiones.



Peligro por propagación de varicela en Melena del Sur

MAYABEQUE, Cuba, 25 de abril, Arian Guerra/ Hablemos Press/ www.cubanet.org.- En la Comunidad Ojo de Agua, del municipio Melena del Sur, provincia Mayabeque, desde el 10 de abril, al menos 15 niños menores de trece años de edad se han contagiado con el virus de la varicela, que amenaza con extenderse a toda la población.?Los vecinos de Ojo de Agua, a 55 kilómetros al sur de La Habana y con una población superior a los 200 habitantes, dicen sentir mucha preocupación por los infantes. También se reportan 8 personas adultas infectados con el virus.?“Aquí se ha informado del caso a las autoridades de salud del municipio, pero han hecho caso omiso del virus”, manifestó Lázaro Rosa, residente en esta localidad, que cuenta con una posta médica atendida por un médico que "solo consulta una vez a la semana".?Las personas contagiadas por este virus, que puede ser leve en los niños, pero en ocasiones llega a ser grave e incluso mortal en adultos, no son aisladas y
mantienen el contacto con los demás.?Autoridades de Salud Pública no han dado recomendaciones de prevención sobre la enfermedad, que hace su aparición con erupciones en la piel en forma de granos que luego se convierten en ampollas, llenas de líquido que se propagan por todo el cuerpo.?Manuel Peña, padre de uno de los niños contagiados, aseguró, que "todos estos advenimientos de virus, enfermedades, dolencias etc., provienen de la falta de saneamiento y cuidados, principalmente en las áreas que rodean a las viviendas de esta comunidad".?La varicela es una enfermedad transmisible de persona a persona, por estornudos o el contacto directo; entra por las vías respiratorias produciendo una viremia en el torrente sanguíneo, y alojándose en el hígado y el bazo, explicó el Doctor Eduardo Herrera Durán, que del Hospital Calixto García, de La Habana.?“Entre los síntomas con que se presenta están la fiebre, dolor de cabeza, pérdida del apetito, malestar general,
vómitos que perduran durante días”, aseguró Herrera.?Según el médico, "el riesgo de gravedad es mayor en los adultos y en los pacientes con depresión de la inmunidad celular, o que reciben tratamientos con cortico-esteroides o quimioterapia".?"La varicela suele aparecer en cualquier época del año, aunque con mayor frecuencia se presenta en invierno o primavera. Se controla solamente con medidas para aliviar los síntomas de infecciones".?En la Comunidad Ojo de Agua, otras enfermedades circulan, entre las que destacan el parasitismo, dengue y brotes diarreicos contantes, debido a que el agua está contaminada, diagnosticó un equipo médico que tomó muestras del líquido hace unos cuatro
años.



Petición de ayuda humanitaria a prisionero de conciencia

LA HABANA, Cuba, 25 de abril de 2013, José Alberto Álvarez Bravo, www.cubanet.org.- Marcos Maikel Lima Cruz, de 35 años de edad, sufrió un derrame cerebral y permanece en terapia intensiva  en el Hospital Lenin, en Holguín, desde el 16 de abril de 2013. Marcos Maikel y su hermano Antonio Michel fueron declarados presos de conciencia por Amnistía Internacional.

En diciembre de 2010, estos jóvenes organizaron una modesta actividad festiva en celebración del nuevo año, en la que decenas de otros jóvenes de la localidad se congregaron para escuchar y bailar con la música del popular grupo cubano de hip hop Los Aldeanos; al dar los 12 de la noche, los hermanos ondearon una bandera cubana y corearon consignas con petición de libertad para Cuba. En represalia, el gobierno de Raúl Castro los condenó a tres y dos años de prisión, bajo cargos de Alteración del Orden y Ultraje a los Símbolos Patrios.

Antonio Michel fue excarcelado al término de su condena, permaneciendo Marcos Maikel en la prisión Providencia, ubicada en su natal provincia de Holguín, donde concluía el cumplimiento del resto de su condena; su salida está prevista para el mes de agosto del presente año.

A petición de mi amigo Marco Antonio Lima Dalmao, redacto esta petición de ayuda para demandar al régimen cubano la concesión de una Licencia Extrapenal por Razones Humanitarias para Marcos Maikel Lima Cruz, a fin de que a su salida del hospital pueda recibir en su casa la atención que requiere su delicada salud. Es por esto que extiendo esta petición, a fin de lograr tan justa y comprensible aspiración para quien solo podía resultar  encarcelado por sus actos en un país anómalo como el nuestro.

La verdadera razón de su encierro no fue su conducta, sino ser miembro activo de la sociedad civil cubana, y ser hijo de un matrimonio de opositores pacíficos al régimen castrista.

Para llamadas a Marco Antonio Lima Dalmao: 58371713
La Habana, 20 de abril de 2013


Mal servicio de ambulancia  puso en peligro la vida de un panadero

SANTA CLARA, Cuba, 23 de abril, Ada Olimpia Becerra Fuentes/ www.cubanet.org.- Carlos  González Alba, sufrió un  principio de infarto cardiaco, el  pasado 15 de abril,  en su centro de trabajo, y el lento servicio de ambulancia puso en peligro su vida.
El estado de salud de González Alba se deterioró aún más  a pesar de los esfuerzos del médico del consultorio que le dio los primeros auxilios, porque dijo su hermano Evaristo  que  no recibió de inmediato los  cuidados  intensivos que fueron solicitados telefónicamente desde las 11.00 a.m. y que  llegaron una hora y quince minutos más tarde.
Carlos se mantuvo hospitalizado cinco días en la sala de terapia intensiva  del hospital provincial Arnaldo Milán Castro, de Villa Clara, y luego fue  trasladado para la sala de cardiología donde permanece aún. El  médico de cabecera del local dice que el paciente está hospitalizado por haber sufrido la demora de los servicios vitales.
Carlos González trabaja en el almacén de en la panadería AntónDíaz, ubicada en el poblado del mismo nombre, a tres kilómetros de la ciudad de Santa Clara. el administrador, Francy Hernández, dijo que a pesar de tener problemas de salud con antecedentes cardiacos, Carlos no se  puede jubilar por la necesidad de llevar dinero a su familia.
Los vecinos cercanos a su consultorio manifestaron incomodidad durante las investigaciones, sobre el servicio de ambulancia en la provincia, debido a los reiterados casos que han sufrido maltratos al no ser conducidos de inmediatos a los centros hospitalarios, por carecer la provincia de transportes especializados.
El conductor de la ambulancia explicó que lamentan lo sucedido, pero que el puesto de mando de la Cruz Roja cubana no dispone de un parque de vehículos para dar respuestas a todas las llamadas que se producen en la provincia.


OPINION

Fascismo puro, con Maduro  / Angelica Mora

NUEVA YORK, Estados Unidos, abril, www.cubanet.org - Comenzó el Fascismo en Venezuela.
Los chavistas, en este nuevo período de gobierno, se sienten más temerosos que nunca del futuro.
Por ello, están tratando de acallar las protestas de los millones de venezolanos que exigen una auditoría para conocer cuales fueron los verdaderos resultados de las elecciones del 14 de abril.
El régimen de Nicolás Maduro sabe que Henrique Capriles, con sus denuncias de robo de las elecciones, es uno de los principales escollos en seguir adelante con el fraude electoral.
Por eso, están tratando de formularle cargos al líder opositor para así poder enviarlo a la cárcel.
La Asamblea Nacional acaba de crear una comisión, integrada por diputados chavistas, que investigará las supuestas responsabilidades de Capriles en las protestas de la semana pasada y así probar que fue el causante de 9 muertos y decenas de heridos.
La ministra venezolana para Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, ya lo acusó de consumir estupefacientes y dijo que tiene lista la celda en la que purgará sus “crímenes”.
Y en el más puro estilo fascista, Diosdado Cabello, quien es presidente de la Asamblea Nacional, declaró que al empleado que no le guste el Gobierno, no podrá quedarse en el cargo.
Lo ridículo es que Cabello tilda de fascista a Capriles y a los que votaron por él (más de la mitad de los electores).?Dijo: “... Por eso, hay que trabajar en la calle, no por televisión, ni periódicos y ni por Twitter, porque después el pueblo se confunde y pasa lo que ocurrió el 14 de abril que el pueblo se confunde y vota por un fascista”.
Las amenazas se están haciendo realidad y hay una cacería de brujas por toda Venezuela.
Treinta y dos obreros adscritos a la Gobernación de Nueva Esparta ya fueron despedidos y el gobierno estudia los expedientes de miles de funcionarios públicos que se presume votaron por Capriles.
"El régimen se está poniendo solito la soga al cuello" me dice Marcos un periodista amigo desde Caracas en un correo electrónico.?Y agrega:  ¿Desde cuándo en Venezuela a un funcionario tiene que gustarle el gobierno para trabajar como empleado del Estado?
El gobierno de Nicolás Maduro, en el poco tiempo que está en el poder, ha superado en brutalidad y torpeza al de Hugo Chávez, empleando tácticas al más puro estilo fascista. No quiere ver, que eso le puede costar muy caro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario