martes, 14 de agosto de 2012

En el atolladero...


En el atolladero
Osmar Laffita Rojas (PD)

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -El presidente del Banco Central de Cuba, Ernesto Medina Villaveirán, dijo a los diputados reunidos en la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 23 de julio, que se aprecian algunos resultados alentadores en la situación de los impagos entre empresas nacionales. Explicó que finalizado mayo, se habían saldado, en 49,7%, las cuentas por cobrar, y en  42,5%, las por pagar. Pero si se tienen presente las decenas de millones de dólares que las empresas cubanas se adeudan entre sí, es evidente que las medidas aplicadas para ponerle fin a esta situación han resultado insuficientes.
El problema de los impagos, que frena el desarrollo y credibilidad de la gestión financiera en todo el entramado empresarial, constituye hoy uno de los mayores atolladeros que sufre la economía cubana.
Una muestra de la ausencia de mecanismos eficaces que impongan  exigencia y disciplina al desorden reinante en la actividad contable, la tenemos en el Ministerio de la Agricultura, en el cual trabaja cerca de 20% de la fuerza laboral activa del país. Finalizado el primer semestre, dicho ministerio solo aportó 5% del Producto Interno Bruto (PIB), pero, al cierre de junio, sus empresas reportaban el elevado monto de  casi 64 millones de dólares en cuentas por cobrar vencidas, y por pagar atrasadas.
Lo que llama la atención es que lo propuesto por el Banco Central de Cuba para revertir tan deplorable panorama es la renegociación con el sistema bancario de esta impagable deuda: condonarla a aquellas entidades que se ha comprobado que no pueden pagarla y otorgarle nuevos créditos a las que hayan resueltos sus correspondientes débitos.
El desorden reinante en el sistema de contabilidad de las empresas cubanas, y su falta de credibilidad ante las sucursales bancarias, se debe en parte al gran desconocimiento del Derecho Mercantil que tienen sus directivos. Esto se corrobora en el momento en que rubrican los contratos, donde no se explicitan las condiciones de cobros y pagos y las medidas que acarrearán si se incumple con lo pactado.
El descontrol y la indisciplina han propiciado el desvío de dinero para lucro personal, lo que provoca numerosos casos de corrupción entre los llamados “cuellos blancos”.
Los directores de las empresas tienen que dominar en detalle todo lo relacionado con el capital de trabajo, así como los créditos para garantizar las producciones y servicios fijados para una etapa. Pero las actuales estructuras de dirección de las empresas estatales cubanas se caracterizan por las decisiones verticales, que emanan de los organismos superiores, todas de obligado cumplimiento, lo cual convierte a los directores de empresas en simples ejecutores de órdenes, sin la menor autonomía.
Tal proceder de las uniones y ministerios está respaldado por los lineamientos económicos, del 13 al 24, referidos a la esfera empresarial, aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista, los cuales no le otorgan ninguna autoridad a los directores para decidir sobre cuestiones puntuales que se presenten en el proceso productivo. El lineamiento número 10, referido a los contratos económicos, es letra muerta, tal como están las cosas.

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